jueves, 26 de mayo de 2011

Consumismo



Consumismo: definición.

Adquisición de bienes o servicios por parte de los consumidores por encima de las necesidades de subsistencia, a veces con endeudamiento y de manera irreflexiva para atender a necesidades superfluas.

Problema:
Debido a la adquisición irresponsable de bienes no-necesarios, nos estamos topando con ciudadanos cada vez más superficiales, ambiciosos, indiferentes ante las necesidades del ambiente, pero sobre todo, con sujetos dominados por grandes empresas que no ven más allá de su propio beneficio como gran inversionista. Lo más lamentable es que los llamados consumistas no ven el problema. Dicen estar a la moda trayendo el carro del año que seguramente se hará trizas al primer toque con otro auto; les interesa traer la “mejor ropa” de tienda de boutique, siendo lo más sintético del mundo, que terminará rasgándose a no más de tres puestas; compran un producto no más porque el empaque tiene una “onda bien chic”… y piensan que todo esto es algo fundamental y determinante para poner de manifiesto su personalidad y no sólo eso, sino que quieren mostrar cuán exitosos son por todas las cosas carísimas y a la moda que se pueden comprar.

Cosas caras y, muchas veces, innecesarias que terminan siendo basura que viene a perjudicar al medio ambiente. Y peor aun, la naturaleza como algo magnificente, sufre los daños y se va corrompiendo y nos va dejando sin vida, sin embargo, ella podrá sanarse y seguir subsistiendo las veces que le sea posible, y en cambio el ser humano no, tal y como lo conocemos tengámoslo por seguro que no.
El problema no es propiamente el comprar esas cosas que se ven tan geniales en su empaque o que son tan carísimas existiendo algo parecido pero de menor precio, el problema es hacerlo por modas y, por tanto, constantemente, debido a que en cada temporada va existiendo algo más actualizado y más vanguardista que lo anterior; este es el verdadero problema, ambicionar aquello que nos dará satisfacción superficial y efímera; no ser responsables tanto de nuestra propia economía como de las circunstancias de nuestro entorno. No hacer conciencia de lo que implica traer ese producto a nuestras manos, que si bien lo tenemos en nuestras manos no es indicio de que el productor haya sido sumamente responsable en su elaboración y en todo lo que concierne el haberlo llevado hasta nuestra vista.

Si bien esto suena tan simple, y parece que “no es para tanto” si tiene consecuencias bastante relevantes, sólo que nos es más fácil ignorarlo porque tal vez sentimos que sin todas esas cosas que nos compramos por mero capricho, se perderá nuestra identidad y no podemos permitirlo, cuando, por el contrario, quien se encarga de dar publicidad y colocar su producto en el mercado se esta encargando de hacer, con la adquisición de este, una agrupación de sujetos iguales, que le dan valor (que no tiene) a una cosa material que ponen incluso por encima de cualquier ejercicio de conciencia. Es bien sabido que quien tiene esa manía de ser un consumidor descontrolado e inconsciente lo hace por llenar un vacio que tiene en su interior, suene o no muy espiritual, realmente lo hace por suplir o sustituir lo que pudiera ser un lazo afectivo por cosas materiales que al fin de cuentas terminarán por deteriorarse con el paso del tiempo y del uso.

Nótese que si es un problema, y un problema grande. Y es tan así que existe una ética del consumo de Adela Cortina en la cual plantea que “existe un saber capaz de defender con argumentos que hay formas de consumir más éticas que otras, capaz de esgrimir algún criterio para discernir entre las que levantan la moral y las que desmoralizan”. En su ética del consumo Adela Cortina muestra los distintos criterios propuestos por diferentes pensadores, desde distintas épocas. Así mismo, les critica algunas fugas que en sus argumentos quedan descubiertas y menciona que sea lo que sea que se tenga que hacer para hacer un consumo ético en una sociedad justa, este criterio deberá tender a universalizarse. Así como hace evidente que el consumidor sea una persona informada sobre todo lo que concierne un producto, entre otras cosas más. “Por último, en el orden de la exposición que no en el de la importancia, es consumo ético el que proporciona a las personas una vida buena. Y aquí convendría cambiar ese estúpido chip, empeñado en identificar la felicidad con el consumo indefinido de productos del mercado, cuando los más inteligentes ya están de vuelta y optan por la calidad de vida frente a la cantidad de los productos, por una cultura de las relaciones humanas, del disfrute de la naturaleza, del sosiego y la paz, totalmente reñida con la aspiración a un consumo ilimitado. Afortunadamente, estas formas de vida con calidad pueden universalizarse. En hacer que lleguen a todos los seres humanos estriba la más radical de las revoluciones pendientes.”

Si pudieran consultar esta ética por ustedes mismos estaría mejor, no se crean tanto de lo que les digo y póngase a buscar información…=)
                 

miércoles, 18 de mayo de 2011

Pederastia


Hablemos de pederastia…

Su definición:
Pederastia. Trastorno psicosexual consistente en la atracción erótica que siente el adulto por los niños. El pederasta, generalmente, retrasado mental, inhibido o neurótico, se siente en estado de inferioridad ante la mujer adulta y busca compañeros sexuales a su medida, es decir, niños o niñas (de 13 años o menos).  (Diccionario Enciclopédico Océano, edición 1987, tomo IV). Así como en el pasado, en la actualidad existen casos de abuso a menores; trátese de violencia física, psicológica,  sexual… que en si mismos, por el sólo hecho de considerarlos, son totalmente repulsivos. Y es que cuando se está en presencia de un niño, de un preadolescente, se puede percibir su gran inocencia y su falta de experiencia y, en algunos casos, somos orillados a verlos con cierta ternura o incluso de intolerancia ante su manera de actuar, pero ¿qué pasa cuando existen “individuos excepciones” que no ven de esta manera a los niños?

Sin lugar a dudas, a este tipo de sujetos que ven en los niños un buen amante, se les considera enfermos con justa razón, sin embargo, pueden parecer totalmente cuerdos al trato con las personas, ya que su enfermedad ataca sobre todo a las emociones y deja relativamente inmune a las potencias discursivas. O sea que, el sujeto sabe que hace mal y, sin embargo, se deja conducir por sus pasiones y pulsiones y no por lo que su reflexión le invitó a concluir. Y no es que precisamente el pederasta no vea a su amante como alguien inocente y tierno, al contrario, lo ve tal y cual se nos presenta un niño y eso es lo que mueve su atracción hacia él.

Ahora, el pederasta tiene diversas tácticas para que el niño acceda a cometer los actos que el quiere; ya sea que lo llene de regalos o que lo manipule con amenazas haciéndole creer que el también comparte la culpa de lo que hacen en conjunto. En un niño de 8 o 10 años, que aun no conoce lo que es una relación sexual, me refiero como experiencia, si lo ve como mal pero no en el sentido de que es un delito abusar de él, sino sólo porque lo que le hace su abusivo pederasta lo hace sentir mal, atenta contra su estado de ánimo y ese sentimiento de desagrado hace que el niño repudie las prácticas sexuales. Y es que aunque sea algo natural, tanto en los animales como en el hombre, la sexualidad implica necesariamente, una madurez tanto intelectual como física y, entonces, el daño que se le hace a un menor llega a tener secuelas traumáticas para el resto de su vida. Y aunque en su excelente persuasión haya hecho que el menor se convenza de sus actos ilícitos hasta el punto de encontrar placer en dichas prácticas, el adulto pederasta sigue siendo totalmente culpable de atentar contra la integridad de un menor, ya que este delito no implica, precisamente, la violencia, o sea, si puede existir o no, pero la pederastia o la pedofilia es la relación sexual de un adulto con un menor de edad.

 Qué podemos esperar del futuro si, por ejemplo, en el año 2007 se dio un caso en Oaxaca en el que los niños eran abusados por sus propios maestros de escuela, y el caso va quedando en el olvido e incluso sin la difusión necesaria para estar enterados; qué, definitivamente, no es claro que los niños son los que tienen nuestro porvenir en sus pequeñas e indefensas manos y que es justamente esta etapa la que marcará, de buena o mala manera, sus vidas y desde ahí es donde comienzan los problemas de una sociedad, o mejor dicho, es donde recaen los actuales problemas de “los grandes” y las secuelas de sus estupideces son absorbidas poco a poco, pero con gran provecho, por los que vienen detrás de nosotros. Falta mucha responsabilidad por parte de los adultos; carecemos de la madurez necesaria para entender que traer hijos al mundo no es arrojar un desecho a la calle después de haber disfrutado de sus anteriores beneficios. Nos falta educación y los que tenemos la oportunidad de abrir nuestra mente para dejar entrar distinta información nos hacemos de la “vista gorda” y ni siquiera intentamos orientar o evitar alguna falta a la sociedad cuando tenemos alguna posibilidad de hacerlo. Cualquier abuso a cualquier ser vivo es una abominación, sin embargo, es inaceptable ignorar estos atentados contra los niños ¿ellos, cómo pueden defenderse? Si, tal vez sean lo suficientemente fuertes para salir adelante después de algún maltrato o abuso, pero de qué manera esa inconformidad saldrá a la luz dentro de una sociedad… pensemos en las grandes repercusiones. Y si bien será imposible hacer un país, un estado, una sociedad perfecta: sin abusos ni injusticias, tengamos, mínimo, la capacidad de actuar ante los problemas, castiguemos al que irrumpe la tranquilidad y orientemos y ayudemos al que la padece.         

martes, 3 de mayo de 2011

Feria Nacional de San Marcos 2011...


Una critica a nuestra libertad limitada por prejuicios de pensamientos añejos
No podía dejar pasar la feria de Aguascalientes sin que yo tuviera algo que decir acerca de ella; y es que en realidad me dio mucho para opinar.

Para empezar debo de criticarle la poca fluidez de eventos culturales; o a lo mejor será la falta de difusión de eventos más allá de los viciosos, aquellos que nos ofrecen algo de cultura, un ejercicio intelectual o crítico. Carecemos del maravilloso hábito de frecuentar los eventos que prometen movernos nuestra corrompida conciencia.

Además, en un intento fallido de hacer la feria de San Marcos más nacional, caímos en la mediocridad de conformarnos con unos cuantos puestos en representación del estado de Chiapas y un programa de televisión acercándonos a los sabores de dicho estado pero grabado allá.       
Lo anterior puede ser tomado como un inicio de un nuevo ciclo de la feria, con nuestro nuevo gobernador, como un intento de mejorar nuestra hermosa celebración y tal vez por esto podría ser justificado, sin embargo, hay algo que hasta la fecha no me ha dejado dormir. Y es algo típico de nuestra gente.

En cierta ocasión, en mi sed de pasar tiempo con los conocidos y, como no, de tomar cierto tipo de bebidas embriagantes; me plante en la calle nieto como es de cierto tipo de costumbre. Me di el lujo de privarme de emborracharme para así poder disfrutar verdaderamente de lo que las jocosas platicas de los conocidos tienen para ofrecerme; y en ese trance de gran festejo a la vida, intercedieron, para turbar la armonía, una docena de personas uniformadas (la verdad ni los conté, eran como doce, tal vez veinte). Es algo habitual ver desfilar a este tipo de personas entre la muchedumbre, no es ni emocionante ni molesto, pero… en esta ocasión si provocaron alguna emoción rara en mi.

El problema: “jóvenes, no pueden estar aquí plantados tanto tiempo…” “hacen tumultos...” “es que no queremos problemas, la otra vez hubo un pleito (o tal vez un intento) y terminaron lanzando botellas…” “por favor jóvenes, retírense…” “¡¡¡eit Ya van veinte veces que te digo a ti que te retires, si te vuelvo a ver aquí ya no te voy a decir algo!!…” “¡¡haber, ¡ya!, yo respeto su forma de vestir, pero dan mala imagen a la feria!!…”

Bien podría parecer un grupo de uniformados (llamados de forma errada policías) haciendo su trabajo y controlando a una bola de rebeldes y asquerosos jóvenes, si, tal vez parecería, pero debo asegurar que no era así, yo estaba ahí y se lo que hacíamos.

El problema es su “prevención” de peleas; “quieren evitar heridos”: llenen las calles de colchones, las botellas que sean de papel y que el alcohol sea jugo de piña. El problema es “la imagen nefasta que una bola de ingratos jóvenes hijos de Satán vestidos con atuendos rojos y negros, de mezclilla y cabellos largos dan a la galante feria”: pongan a un cadenero en San Marcos y pidan credencial, traje de gala, cabello de a militar o en su defecto peinado de lado con mucho gel; pongan retretes cada medio metro para que la gente orine (sirve de que no cobran tanto por arrojar un desperdicio corporal); apliquen la eugenesia al estado pa´que de paso la gente que entre sea alta y de ojo azul. El problema es “que estos uniformados se engentan y tratan de evitar los tumultos”: ya entrando a la feria, después de haber pasado por el cadenero, que cada policía realice en pequeños grupos una visita guiada, en un recorrido de no más de treinta minutos para que no les cause fatiga ni dolor de cabeza.

El problema es aprovecharse de su ventaja como “autoridades competentes”: si en verdad quisieran cuidar la integridad de las personas no amenazarían a la gente y no cargarían a las personas sólo porque en su embriaguez los llamaron (y perdón por esto) “putos” (con justa razón) por sus reclamos sin sentido, siendo que de la boca de quien salió esto es de una mujer envalentonada por el alcohol; y no andaría dando espectáculos de poderío arrastrando a una chava de no más de veintitrés años sujetándola por sus cabellos sólo porque pagaba porque alguien le recibiera sus desechos en un cuarto de servicio que esta en cierta calle que protegen por no sé que razón.       

El problema es el “aun no me acostumbro” a la diversidad; su intolerancia a las diferentes caras de la juventud. Su falta de respeto por el sólo hecho de que enfrente de la calle nieto el gobernador miraba desde la terraza a “su gente” y al parecer ese tipo de gente no le agrada; su modo de “solucionar los conflictos” (que evidentemente no había) con una agresividad que más allá de inspirar respeto hacia ellos, al menos en lo particular, me produce miedo y una inconformidad absoluta.

El problema va más allá de decir: “ah los adultos no nos entienden…” “somos libres, yo me visto como quiera…” etc. etc. el problema no es ese; su falta de tacto y su terrible método para hacer la disciplina, es EL PROBLEMA. El dar respeto a algunos cuantos y a otros no, porque no me agrada su físico… lo bueno que los jóvenes somos los inmaduros… todas las prevenciones anteriores suenan tan absurdas como que la población siga con sus prejuicios y tabús porque la gente no se ve toda igual como un bulto gris…

Y yo, todavía entre lobos defendiendo a capa y espada a la gente que vive en México, de la gente que jura y perjura que el país es un asco… todavía yo con mi ingenuidad de que las autoridades que tienden a destruirse y a destruir al pueblo por el poder cesaran y llegará el momento de una estabilidad merecida, ¡ingenua!... pero aun sigo en mi postura de ver más allá de la nacionalidad y deduciendo que en todos lados existen este tipo de cosas y que no son propias solamente de México. Mientras tanto, sigamos dándole la gubernatura a personas como Gabriel Arellano, que quiere fuera de su vista a personas “indecentes”.