lunes, 29 de noviembre de 2010

Hablemos del Suicidio










La definición de suicidio, los síntomas, los tratamientos… son factores que encontramos en todos lados, de manera tan técnica que, a veces no entendemos o lo sentimos que no va dirigido hacia nadie. Por eso es que aquí, no esperen encontrar cifras, porcentajes, nombres de medicamentos, direcciones de consultorios; vayamos haciendo que los artículos de temas importantes tengan destinatario y no sólo sea un adorno más para una página de consulta: y ¿Qué crees? Tú eres mi destinatario…

Atentar contra la propia vida es un delito en donde debería de existir un castigo, pero no un castigo al que comete o cometió esa falta a la moral, más bien, a la sociedad que le rodea. Porque, cuántas veces nos hemos enterado de casos de suicidio en donde la persona que lo cometió tenia problemas de depresión, se sentía desadaptado, se sentía sólo, etc., y su familia, amigos, conocidos, aseguran no haber notado nada raro en esa persona o, si lo notaron, decidieron dejarle a alguien más la responsabilidad que implica escucharlo y ayudarlo. Esto no es un caso especial, por lo regular así es, es un poco predecible. Porque no existe algún hombre al que después de escuchar problemas no le llegue la angustia de quien los escucho; se sienta mal, y decida alejarse de esa persona, o igual, decida ayudarla, pero su incredulidad de que le pueda pasar algo o de que sea muy grave, hace que lo desatienda y no le da la importancia adecuada.
Sin tanto rodeo, la sociedad implica demasiado en la autoestima de cada individuo que la conforma y en un momento de depresión, ya decida ayudar al individuo o alejarse de él, ésta (la sociedad) lleva un enorme grado de culpa ante la muerte de uno de sus miembros. Y es que, la intolerancia; la falta de respeto, la discriminación, los prejuicios… son la contribución, en la medida exacta, para que una persona se sienta desentendida, no amada… depresiva.



Yo creo que no podemos culpar al que intentó suicidarse o al que se suicidó; no podemos decir “es que tu tienes la culpa por no aguantar”, no podemos culparlo por su manera de ser, sin lugar a duda, con quien se relaciona es el problema, si es de tal cual manera es porque la sociedad lo ha formado así; tal ves exista un gramo de culpa en el sentido de que no busco ayuda, en que no acepto que tenía un problema. No se trata de hacer victima al implicado, pero deberíamos de analizar desde otro punto las cosas, y que el suicida no es del todo culpable. Más allá de la religión, más allá de que su alma perecerá en el infierno, lo que aquí importa es el entorno en el que se encontraba. La “realidad”, el aquí y el ahora.

Es muy fácil decir “hay ya, no es para tanto, todos tenemos problemas”; si de hecho todos los tenemos pero, no todos los percibimos de igual manera, eso es algo muy importante. Si queremos ayudar a alguien, AYUDEMOS BIEN… en esos momentos de angustia, lo menos que una persona quiere escuchar es “hay no es para tanto, mira a fulanita le paso que…” que le va interesar saber los problemas de otros, en esos momentos es esa persona la que necesita atención y hay que darle la importancia debida por cosa pequeña que nos parezca. No esperemos hasta que haya un intento de suicidio o una muerte para entender al implicado, aunque exista mucha complejidad en el ser humano, podemos llegar a captar y entender para poder ayudarlo, porque, por si ya lo habíamos olvidado, nosotros también recibimos tal vez los mismos problemas, pero al fin de cuentas todos tenemos que salir delante de alguna u otra forma, y si tenemos a nuestro alcance un hombro, ¿Por qué no apoyarse de él?

Antes de un psicólogo, de un psiquiatra (si el asunto no esta fuera de nuestro alcance) seamos capaces de ofrecer ayuda, porque en esos momentos el implicado se siente mejor cuando quien lo ayuda es alguien que lo quiere o a quien él quiere. Aunque algunas personas lo tengan como cursi, el amor es fundamental para que el enfermo se sienta mejor.

martes, 23 de noviembre de 2010

¿De cuántas maneras se le tiene que hablar a un hombre, para que entienda lo que se debe y lo que no se debe hacer?

Al parecer, en nuestros días, es muy difícil hacerle ver a un hombre que los parámetros de conducta, están diseñados para conducirle por un bien inevitable en la vida. En vez de esto, vemos en las normas, restricciones que no nos parecen y reglas que hay que romper. Nos rehusamos a creer que aquellas cosas que no hay que hacer sean nocivas para nuestra integridad, pensamos que los valores fueron creados de un día para otro porque aun dudamos que llevarlos a la práctica sea buena idea. Nuestra impercepción del “NO” nos lleva a una perdida de valores desgastante; no sólo para quienes nos impulsan a conducirnos por el bien, diciéndonos: no hieras, no tires, no mal gastes, no robes,  no esto, no lo otro; sino también, para los que a diario nos sometemos a escuchar las mismas, como llamarlo, “restricciones” (hasta que llegan al tope y terminan por convencer, como a mi). Si aquella oposición de contrarios que traía la armonía, de la que Heráclito, un filósofo de la antigüedad, hablaba, es aplicable en este sentido, ¿por qué nos complicamos tanto tratando de “formar” a hombres virtuosos, si necesitamos, obligadamente, a los “malos” para que exista un perfecto equilibrio? O acaso ¿el trabajo de la ética no es precisamente formar a todos los hombres? ¿Sólo a algunos cuantos? Al final de cuentas cada hombre, sabiendo que tiene la facultad de decidir por si mismo, tomará el camino que más le apetezca y le satisfaga. Lo peor del asunto, es que con la libertad de las personas que tienden a llevar una vida sin valores, las que estamos superando la mala idea de portarnos mal, somos las victimas de sus fechorías y malos tratos. Y eso, lamentablemente lo vemos a diario con nuestras autoridades; gobernantes, diputados, senadores y demás; que probablemente no sean malos ciudadanos, más bien es cuestión de que se enteren a todo lo que pueden acceder llegando al poder y son tocados por una fuerza de avaricia y poderío, de la cual es inevitable e innecesario, tratar de zafarse.
Probablemente, el ser mala persona, sea sólo una etapa de nuestra vida; y así como en algún momento se fue malo, en otro, se llegará a la virtud. O tal vez no. Pero para poder ser, en diferente tiempo bueno, es necesaria una segunda oportunidad. Pero, a veces las segundas oportunidades no son buenas.
Entonces, ¿cómo hay que hablarle a un hombre para que entienda?... Yo mejor no le hablare, la mejor forma será inducirle con el ejemplo.. o ¿ustedes que dicen?
 Evidentemente no es fácil hacer hombres de bien y miren que yo estoy dispuesta ha intentarlo...

lunes, 15 de noviembre de 2010

Y… ¿El medio ambiente?


Mucho se ha dejado de lado el tema de la contaminación y sólo vemos a la gente que se preocupa por este tema, como una bola de hippies sin mucho que hacer. Pero desafortunadamente para algunos, este tema no sólo se da en corrientes ideológicas “extrañas” sino que, hasta el más ateo, tiene que involucrarse al rescate de su entorno. Porque, entérense, la crisis no sólo se encuentra en la economía, en la pobreza, en la educación, en la seguridad de un estado, ¡NO! Esta dichosa crisis abarca una desventura total. Y con hambre, sin educación, sin seguridad, ¿Quién se preocupa por el ambiente?
En la actualidad existe todo para hacerle daño al medio que nos rodea, hacemos lo posible por fastidiarlo: ya sea que alguno tire la bolsa de papas por aquí, el otro tire desechos tóxicos por allá, pero la idea es contribuir de manera negativa y con esto acarrear cambios extremos.

Es conveniente ahora abordar estos temas, porque desgraciadamente, no hay tiempo para pensar si queremos hacer conciencia o no. La  contaminación, así como ciertos temas sociales, ha sido y seguirá siendo problema, mientras las mismas sociedades no adopten una cultura de respeto. Se insiste mucho en el cuidado del medio ambiente, los mismos políticos prometen hacer algo para llevar a cabo un desarrollo sustentable ante este tema, pero ¿Qué es lo que realmente hacen? No exhortan a la comunidad a contribuir al cuidado de su entorno, existen secretarias que se dedican a esto, pero cuánta gente sigue estos programas. ¿Cómo se puede generar un cambio benéfico, dejándolo a responsabilidad de unos cuantos?

Pongamos algún ejemplo como consecuente del mal trato al ambiente. Huracanes, lluvias catastróficas, tsunamis, terremotos, frentes fríos en otoño, polución del mar… debido a esto: enfermedades infecciosas, perdida de especies, perdida de cosas materiales, destrucción y entre tanto un GRAN impacto social; que nos conduce a la indignación y al odio hacia la naturaleza, le reprochamos cómo puede ser tan mala, tan injusta y ventajosa por su gran magnitud… pero, ¿Cuántas veces nos hemos puesto a pensar que nos esta regresando, en justa medida, nuestro mal trato? En esos momentos de catástrofes sólo vemos nuestro dolor y necesidad, y no llegamos a captar que, la naturaleza, se esta manifestando por la maravillosa razón de que esta viva. Estos terribles impactos no hay que dejarlos pasar y justificarlos como un acto de inconformidad de un ser supremo, o dicho de forma popular, de Dios. Si existe inconformidad, pero es de algo que en realidad se encuentra muy presente a nuestro alrededor, arriba, abajo, por todas partes: la naturaleza.



Tenemos que saber, que cuando nos rehusamos a cuidar nuestros recursos naturales, lo único que estamos haciendo es crearnos un mal a corto plazo. Sin duda, los únicos que salimos afectados en cuanto surgen modificaciones en las condiciones naturales del medio ambiente, somos los seres vivos.
Por una parte, ya basta de sólo “impulsar” (de manera aparente) a la comunidad a cuidar su entorno, como tema de campañas electorales, con mensajes impresos en bolsas, con habladurías “que yo cuido… que yo hago…” es bien sabido que enseñando con el ejemplo se obtienen buenos resultados. Seamos más los que sepamos llevar a cabo un desarrollo sustentable del medio ambiente. Ahora también, ya basta de hacer desidia, seguir sobreexplotando nuestros recursos, ¡no!, poquito si hace mucho daño. Una envoltura en el asfalto si trae consigo problemas a corto plazo, además, no sólo somos cinco, diez personas, las que compartimos la indolencia de no buscar un bote de basura. El tener carencias de cualquier otro tipo, mientras no sea carencia de inteligencia, no justifica el hacernos daño; porque, sin duda, lo que hacemos al negar a nuestro entorno, es dañarnos a nosotros mismos.   

lunes, 8 de noviembre de 2010

El Hombre y la Infidelidad


Falta de fidelidad, deslealtad, inexactitud, en pocas palabras: infidelidad.

La infidelidad ha pasado a ser algo muy común en esta sociedad donde “no pasa nada”. Y es que ahora la belleza física es la que define el valor de una persona, la belleza es el “amor” porque, por su puesto, a quién no le agrada tener algo bonito a su lado. Pero ¿qué pasa cuando, por la belleza física, se quiere sustituir el contenido de una persona? O peor aun; cuándo por un impulso sexual se cambia absolutamente todo eso que se ha ido formando por bastante tiempo y se falta a esa persona a la que se le prometió todo.

Ser infiel es el mayor de los defectos que una persona puede tener; porque la infidelidad encierra más que un fallo a hacia una persona, encierra: mentiras, desilusiones, hipocresía, desamor, desconfianza, violencia, inseguridad e incluso enfermedades de transmisión sexual u obsesión. Me veo obligada a preguntar, ¿en verdad amamos?, digo, porque una persona que dice amar a alguien procura darle lo mejor, no perjudicarle. El amor por si no se podría definir, pero desde tiempos antiguos, sabemos que al verbo amar se le atribuyen cosas buenas, satisfacer y procurar el goce de ambos seres, en cuanto a pareja se refiera.   

Por ahí dicen que nacimos para andar de dos en dos, que hacemos lo posible por encontrarnos con la parte que nos quitaron en cierto momento, aquello que es nuestro complemento. Pero ¿Qué pasa cuando algunas personas buscan o necesitan varios complementos? Se justifican diciendo que están buscando a su “verdadero amor”… mmm, creo que primero todos deberíamos examinar y tener muy en claro aquello que queremos y nuevamente ver en que concepto tenemos al verbo “amar”.

Incluso llego a pensar que el ser humano no ha nacido para ser fiel. Al menos en el amor: el hombre se comporta como el animal que es y sólo busca satisfacer la necesidad de procrear (pero ah como le huye a la responsabilidad de ser padre). El ser humano se ha transformado de tal manera que sólo busca complacer sus caprichos; ser egoísta, cambiar de rumbo y de pareja cuando lo desee y cuando le convenga. El amor pasa a ser el disfraz perfecto para el sexo.



Es muy fácil señalar lo que esta mal; hacerlo no lo es tanto, pero en verdad genera muchos beneficios. Vayámonos creando una cultura basada en el respeto, ir por la vida haciéndonos como que no nos importa lo que diga la gente es verdaderamente patético, al fin de cuentas es nuestro entorno y el día de mañana alguien vendrá siguiendo nuestros pasos y es cuando comprenderemos que estas “pequeñeces”, como la infidelidad, en verdad tienen mucha importancia cuando de confianza, respeto, credibilidad y de muchas otras cosas, se trata.

Recordemos que el caos del mundo comienza con la ignorancia y con la intolerancia del hombre. No se trata de que te “amueles”, con la pareja con la que andas, toda la vida. Simplemente ofrecer sinceridad.