domingo, 27 de febrero de 2011

Eutanasia



Volviendo a ver a la bioética, me “desvío” un poco de las teorías éticas para hablar sobre eutanasia.
*Datos históricos:
·       La palabra eutanasia aparece en el siglo XVII con Francis Bacon, definiéndola como “la aceleración de la muerte en un hombre enfermo”
·       En la Edad Media, Tomas Moro en su Utopía, afirma que a los moribundos se les debe de prestar todo cuidado y solidaridad, pero que en caso de dolores extraordinarios se puede recomendar poner fin a su vida.
·       Platón dice en la república: “se dejará morir a quienes no sean sanos de cuerpo” (427-337 a. C.)
·       Los estoicos, Séneca: “es preferible quitarse la vida, a una vida sin sentido y con sufrimiento”
·       Así como había quienes sugerían la eutanasia (no como tal) existían personajes que tenían una postura contraria:
·       En el siglo V a. de n.e. Hipócrates tenía un juramento: “Jamás daré a nadie una medicina mortal por mucho que me lo soliciten”

·       ¿Qué es la eutanasia?
·       Etimológicamente: eu=buena thanatos=muerte; buena muerte
·       La eutanasia es la acción u omisión de atención medica, ya sea suministrándole algún medicamento en dosis altas o suspendiendo algún medicamento que le este tranquilizando al paciente, que por su naturaleza y en su intención acelera la muerte con el fin de eliminar todo sufrimiento.
·       La eutanasia significa la acción médica por la que se provoca la muerte a una persona enferma.  
·       El problema de la eutanasia hace su aparición en la vida de un hombre cuando se topa con una enfermedad irreversible.

·       Algunos de los motivos por los que se piensa en la eutanasia son: 1) el miedo, 2) fatiga emocional, 3) control de la muerte, 4) depresión, 5) dolor insoportable.
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Existen dos tipos de eutanasia. Pasiva y activa. La primera corresponde a la omisión de intervenciones médicas con la intención de acelerar la muerte del paciente, teniendo el conocimiento de un desenlace drástico de la enfermedad. La segunda, es la administración de medicamentos y/o la realización de otras intervenciones con la intención de causar la muerte al paciente. Podemos subdividirla en tres partes: eutanasia activa voluntaria, involuntaria y no-voluntaria.
1)     Voluntaria: por solicitud explicita de un paciente competente e informado.
2)     Involuntaria: sin la solicitud de un paciente competente.
3)     No-voluntaria: en un paciente incompetente.

El tema de la eutanasia sigue siendo hoy día un debate entre distintas ramas, no es sólo un conflicto entre médico y paciente, sino que abarca un conflicto legal, social y económico. El poder practicarle la eutanasia a un enfermo en fase terminal no es tan fácil como decir que el mismo paciente ya lo decidió así; al menos en nuestro país es ilegal la práctica de la eutanasia. Sólo en Holanda y Bélgica tienen una legislación que permite la eutanasia y sus condiciones para practicarla son muy claras y precisas; entre la petición del paciente, la otra opinión de algún otro especialista y asegurarse de que lo que padece el paciente es verdaderamente insoportable y que la ciencia no tiene ese alcance para ayudar en su agonía al paciente (más que ayudarle a morir). Así mismo en Oregón, Estados Unidos, la eutanasia puede practicarse y no es un delito.

La autora del libro “ética aplicada y democracia radical” aborda el conflicto de la eutanasia desde un punto de vista laico alejándose de las etiquetas y divide en dos las cuestiones a tomarse en cuenta para tomar en cuenta la eutanasia. Estos son: la ética de los máximos y la ética de los mínimos. Las primeras consisten en lo que le hace bien a un sujeto, su autorrealización, calidad de vida y lo que le hace feliz. 

Las segundas son las normas, justicia, deberes y derechos, respuestas universales. El proceso de morir implica lograr el bien y la autorrealización, así como cumplir con las leyes y las normas universales.
En fin, hay muchísimas cosas que agregar de este tema, pero por lo pronto lo que me interesa es esto: ¿es necesaria la eutanasia? ¿Es ésta, benéfica para una sociedad? O ¿es sólo un disfraz para acabar con la vida de los enfermos y así con las incomodidades que su situación trae consigo?

Así como existe la eutanasia, existen los cuidados paliativos, que son los que ayudan, en toda la extensión de la palabra, al paciente a sobrellevar su enfermedad. O sea, existen tratamientos, por ejemplo, para quitar el dolor con dosis de morfina, así como la atención constante de médicos, tanatologos y la misma familia, que en conjunto son una manera muy eficaz de vivir con una enfermedad en estado terminal esperando a que la misma naturaleza haga su función, sin tener que usar la intervención de sustancias letales. Y por consecuencia dicen que es muy probable que un enfermo en fase terminal que recibe cuidados paliativos nunca le pasara por la cabeza la eutanasia.



Eutanasia vs. Cuidados paliativos
¿Cuál es la mejor opción? ¿Poner fin a la vida por nuestra propia cuenta o resistir hasta las últimas consecuencias? Si se decide optar por la eutanasia ¿es darse por vencido? Si se prefieren los cuidados paliativos ¿es aferrarse a algo que ya no se puede conservar (la vida)?
En la universidad, mi profesora de bioética dice que el verdadero debate ético esta en las muertes humanamente evitables, no en la eutanasia. En aquellas poblaciones que mueren por las guerras, las personas que mueren de hambre, las que mueren por no recibir un trasplante en consecuencia de la discriminación… ahí es donde deberíamos de voltear a ver, a los casos reversibles…




domingo, 20 de febrero de 2011

El utilitarismo


Los utilitaristas consideraban a su obra filosófica como una tentativa para establecer un principio objetivo que permitiera saber cuando una acción determinada era buena o mala. Este principio o máxima, que llamaron principio de la utilidad, sostiene que una acción es buena en tanto que tienda a producir la mayor felicidad posible para el mayor número de personas. Tanto Bentham como Mill (los dos principales exponentes del utilitarismo) interpretaron este principio como una forma de hedonismo al identificar la felicidad con el placer. Según esta interpretación, el principio sostiene que una acción es buena si produce la mayor cantidad de placer para el mayor numero de personas; de lo contrario es dañina. Sin embargo muchos filósofos modernos son utilitaristas sin ser hedonistas. La esencia del utilitarismo, como filosofía, radica en el énfasis que pone en los efectos que tiene una acción. Si los efectos benéficos de una acción exceden en número a los nocivos es entonces buena; de lo contrario no lo es. El punto fundamental e que las consecuencias que puede tener una acción dada son las que determinan si es buena o es mala; no los motivos que impulsan a uno a esa acción.



El resultado principal del utilitarismo como teoría moral ha sido el de separar la bondad o maldad de una acción en si, de la bondad o maldad del agente que ejecuta la acción. Un hombre puede ser moralmente bueno en el sentido de que puede obrar siempre con buenas intenciones; puede obrar siempre con honradez o con el deseo de ser veraz, pero hay que distinguir entre el merito o valor en si, de la acción que ejecuta, y el merito, o valor, de sus intenciones.

El utilitarismo ha sido considerado a menudo como una filosofía política que se vincula a las doctrinas democráticas. Esto es difícil de demostrar, sin embargo, hay que señalar que los grandes utilitaristas sostenían ideas democráticas. Lucharon por diversas libertades cívicas y por el sufragio femenino, por la sujeción del gobierno a las leyes. Esto sirvió para identificar su doctrina filosófica con las causas democráticas. Por otro lado, al considerar a cada persona como de igual importancia para el cálculo de la cantidad de placer o dolor producida por una acción dada, este concepto fue identificado a la proposición democrática de que todo hombre es igual ante la ley. Finalmente, la bondad o maldad de un acto no se determina sino por la manera en que afecta a las mayorías y en esto se asemeja al principio del gobierno por las mayorías, otro de los puntos básicos de la democracia.    

domingo, 13 de febrero de 2011

Hedonismo


La filosofía de Epicuro.


 Epicuro sostuvo un tipo de teoría que ha persistido hasta nuestros días; se trata del hedonismo, el cual plantea que en el placer radica el sumo bien de la vida. La filosofía moral de Epicuro aconseja que se viva con moderación pero placenteramente. Consideraba que el placer era el sumo bien de la vida, pero también admitía que hay placeres, sobre todo los más intensos, que van acompañados o seguidos de dolor. La manera adecuada de proceder en la vida es hacerlo placenteramente, pero sin sufrir ninguno de los efectos indeseables producidos por los excesos en el placer.

 Para Epicuro es considerada una vida mala aquella que se basa en una vida de placer que pueda llevar al dolor en último término; es por esto que hace una distinción entre los placeres que conducen al dolor y de los que están exentos de éste. A los primeros los llama placeres dinámicos y a los segundos, placeres pasivos. Como ejemplos de “placeres dinámicos” tenemos a la glotonería, la fama adquirida a través de una vida dedicada al servicio público, la borrachera, etc., todos estos son malos porque los acompaña el dolor. La glotonería produce indigestiones; la fama puede estar acompañada de toda clase de preocupaciones y angustias; la borrachera produce dolores de cabeza y malestar en el estomago, etc.
Por otra parte, consideraba a la amistad como un “placer pasivo” porque no va acompañada de dolor y por lo tanto es un placer, no sólo permitido, sino también aconsejable. Como resultado de esto, Epicuro abogaba por una vida, que él mismo llevó, de aislamiento; porque creía que era mejor evitar el dolor que buscar aquellos placeres que lo producían.

El hedonismo como doctrina filosófica tiene dos aspectos, que podemos llamar: el hedonismo psicológico y el hedonismo ético. El hedonismo psicológico es la doctrina en donde, de hecho, el hombre busca el placer y sólo el placer en su vida. Todas las actividades humanas, según esta teoría, están encaminadas a la búsqueda del placer y a evitar el dolor. Se cree que Eudoxio, famosos matemático griego, contemporáneo de Aristóteles, sostenía que el placer era el sumo bien porque observó que todos los seres, tanto racionales como irracionales, tendían a él, y argüía que puesto que todo lo que es objeto de una selección debe ser bueno, y más aún, lo mejor, y que si todos eran atraídos hacia lo mismo, eso era una demostración de que aquello era lo mejor para todos.  
“Cada quien encuentra lo que para él es bueno, tal como lo hace con los alimentos más adecuados; así lo que es bueno para todos y lo que es también la aspiración de todos, tiene que ser por lo tanto el sumo bien de todos”.  Eudoxio

A Epicuro se le interpreta generalmente como un psicólogo hedonista en este sentido. Creía que la motivación del hombre en su vida diaria era la búsqueda del placer, ¿acaso no buscaba el hombre la riqueza, la fama y el deleite de los sentidos porque en ello encontraba el placer? Epicuro era, también, un hedonista ético con ciertas restricciones. El hedonismo ético sostiene que el hombre, de hecho, no sólo busca el placer sino que aún más, debe tender a buscarlo, porque sólo el placer es bueno. Estos dos tipos de hedonismo no están necesariamente vinculados, se puede sostener el uno sin el otro.
Y digo yo…
Parece buena idea la de que se busque el placer en la vida, ante todo. Pero ¿cómo se puede obtener placer sin dolor? Epicuro hablaba de la amistad como un placer pasivo… pero ¿no es en la amistad donde también encuentras inconformidades, peleas, enojos…? Si existe una clasificación de los placeres, ¿en verdad existen los que no nos conducen al dolor de cierto tipo o manera? Yo no diría que existen placeres malos, más bien, placeres excedidos, llevados al extremo… una amistad puede ser, en extremo, demasiado posesiva, por ejemplo.                  

viernes, 4 de febrero de 2011

Estoicismo



Esta doctrina moral fue la que más influyó en el mundo occidental antiguo, antes de la llegada del cristianismo. Se extendió por Grecia después de la caída de Alejandro Magno y dominó el pensamiento romano hasta que fue sustituido por el cristianismo. El fundador del estoicismo fue Zenón de Citio; fundó su escuela en el siglo III a.C. en un pórtico, de donde los estoicos tomaron su nombre, ya que “stoa”, en griego, significa pórtico. Los estoicos, al igual que los cínicos, se sintieron agobiados por el colapso de los pequeños estados griegos y por la caída del imperio de Alejandro. Pensaron que no era posible esperar reconstrucción social alguna y de ahí que su filosofía consistiera en aconsejar al hombre, en lo individual, la manera de alcanzar su satisfacción personal en un mundo que se estaba viniendo abajo. En una sola sentencia, expresaban como es que podían alcanzar la salvación personal: ¡aprende a ser indiferente a toda influencia o circunstancia externa!

Los estoicos creían que el bien y el mal dependían de uno mismo. Muchos hay que tienen la facultad de disponer infinidad de cosas externas que pueden afectar al hombre, lo pueden meter a prisión y torturarlo, o reducirlo a esclavitud; sin embargo, si el hombre se muestra indiferente a estos acontecimientos nadie podrá tener, en forma importante, influencia sobre él. Epícteto, quien comenzó siendo un esclavo romano y después fue liberto, llegó a ser uno de los estoicos más famosos e influyentes, expresó que la virtud reside en la voluntad, y que sólo la voluntad era buena o mala. Si la voluntad del hombre es buena (y puede serlo permaneciendo indiferente a los acontecimientos exteriores), la esencia de su carácter no puede ser destruida por acciones externas en su vida. Cuando el hombre es indiferente a tales acontecimientos, es un hombre libre. No está ligado por adherencia a lo que ocurre fuera de él. Al practicar la indiferencia se hace independiente del mundo, y así, aunque el mundo sea un caos, esto no le impedirá alcanzar su salvación personal.
Los conceptos éticos de los estoicos no pueden comprenderse del todo si se analizan aparte de su metafísica. Ellos creían en la predestinación, esto es, que todo lo que ocurre en el mundo ha sido fijado por Dios de acuerdo con algún plan preconcebido. Nada ocurre accidentalmente…

Mis comentarios:

La ética del estoicismo me parece muy buen método de superación personal; esa sentencia que dice que se debe aprender a ser indiferente a toda influencia o circunstancia externa, es buena para cuando sufres desamores y quieres sentir que solo te encuentras mejor… pero definitivamente yo no la aplicaría como una ética, porque ¿Cómo se puede ser indiferente antes los problemas del mundo y encontrar la salvación haciéndose inmune ante lo externo, si de hecho, los problemas que en él se encuentran, en gran medida son resultado de nuestros errores? Gran parte de lo que compone al mundo somos los humanos y si seguimos con la indiferencia ante el caos mundial ¿Quién se encargara del mundo? ¿Dios? ¿Y si no hay algún ser que sea Dios? ¿Qué pasará con el mundo? Si, tal vez el mundo no detendrá sus cambios naturales gracias al hombre… pero de igual manera somos importantes en él o ¿no? digo, no por nada tenemos gran deterioro en el clima, llegamos a ser importantes porque somos un peligro para él… además ¿Cómo el hombre puede realizarse como persona, absteniéndose de los conflictos, de las experiencias “malas”, si estas son las que, sin lugar a dudas, nos hacen diferenciar entre el bien y el mal?  
Claro que no me estoy apegando al contexto en el que se dio esta teoría, sólo es una crítica vista desde esta época…