Esta doctrina moral fue la que más influyó en el mundo occidental antiguo, antes de la llegada del cristianismo. Se extendió por Grecia después de la caída de Alejandro Magno y dominó el pensamiento romano hasta que fue sustituido por el cristianismo. El fundador del estoicismo fue Zenón de Citio; fundó su escuela en el siglo III a.C. en un pórtico, de donde los estoicos tomaron su nombre, ya que “stoa”, en griego, significa pórtico. Los estoicos, al igual que los cínicos, se sintieron agobiados por el colapso de los pequeños estados griegos y por la caída del imperio de Alejandro. Pensaron que no era posible esperar reconstrucción social alguna y de ahí que su filosofía consistiera en aconsejar al hombre, en lo individual, la manera de alcanzar su satisfacción personal en un mundo que se estaba viniendo abajo. En una sola sentencia, expresaban como es que podían alcanzar la salvación personal: ¡aprende a ser indiferente a toda influencia o circunstancia externa!
Los estoicos creían que el bien y el mal dependían de uno mismo. Muchos hay que tienen la facultad de disponer infinidad de cosas externas que pueden afectar al hombre, lo pueden meter a prisión y torturarlo, o reducirlo a esclavitud; sin embargo, si el hombre se muestra indiferente a estos acontecimientos nadie podrá tener, en forma importante, influencia sobre él. Epícteto, quien comenzó siendo un esclavo romano y después fue liberto, llegó a ser uno de los estoicos más famosos e influyentes, expresó que la virtud reside en la voluntad, y que sólo la voluntad era buena o mala. Si la voluntad del hombre es buena (y puede serlo permaneciendo indiferente a los acontecimientos exteriores), la esencia de su carácter no puede ser destruida por acciones externas en su vida. Cuando el hombre es indiferente a tales acontecimientos, es un hombre libre. No está ligado por adherencia a lo que ocurre fuera de él. Al practicar la indiferencia se hace independiente del mundo, y así, aunque el mundo sea un caos, esto no le impedirá alcanzar su salvación personal.
Los conceptos éticos de los estoicos no pueden comprenderse del todo si se analizan aparte de su metafísica. Ellos creían en la predestinación, esto es, que todo lo que ocurre en el mundo ha sido fijado por Dios de acuerdo con algún plan preconcebido. Nada ocurre accidentalmente…
Mis comentarios:
La ética del estoicismo me parece muy buen método de superación personal; esa sentencia que dice que se debe aprender a ser indiferente a toda influencia o circunstancia externa, es buena para cuando sufres desamores y quieres sentir que solo te encuentras mejor… pero definitivamente yo no la aplicaría como una ética, porque ¿Cómo se puede ser indiferente antes los problemas del mundo y encontrar la salvación haciéndose inmune ante lo externo, si de hecho, los problemas que en él se encuentran, en gran medida son resultado de nuestros errores? Gran parte de lo que compone al mundo somos los humanos y si seguimos con la indiferencia ante el caos mundial ¿Quién se encargara del mundo? ¿Dios? ¿Y si no hay algún ser que sea Dios? ¿Qué pasará con el mundo? Si, tal vez el mundo no detendrá sus cambios naturales gracias al hombre… pero de igual manera somos importantes en él o ¿no? digo, no por nada tenemos gran deterioro en el clima, llegamos a ser importantes porque somos un peligro para él… además ¿Cómo el hombre puede realizarse como persona, absteniéndose de los conflictos, de las experiencias “malas”, si estas son las que, sin lugar a dudas, nos hacen diferenciar entre el bien y el mal?
Claro que no me estoy apegando al contexto en el que se dio esta teoría, sólo es una crítica vista desde esta época…
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