miércoles, 27 de octubre de 2010

La Moral y la Religion

La moral y la religión, estrictamente, van ligadas una de la otra. Considero que la conducta de un hombre no puede ir neutra alejándose de una ideología. Respecto de lo que crees se va marcando un patrón de como debes de comportarte. Con la religión encuentras la recompensa por ser un hombre moral.
He sido testigo de algunos artículos en internet donde se reprueba la manera en como la religión y la moral en estos tiempos han ido tomando una dirección totalmente material. Dicho de alguna otra forma, como es que la moral y la religión se van deteriorando con formas materiales, vemos a Dios metido en un templo de construcción majestuosa, no por la grandeza de su palabra, sino por los objetos que ahí dentro se encuentran, hasta llegamos a ver a Dios tomando forma de hombre convirtiéndose en sacerdote; la moral reducida al comportamiento superficial, material, en pocas palabras valorando a la gente por la marca de su ropa, por su aspecto físico.  
Noto como la gente critica a la gente por la falta de una cultura humanista, por un fanatismo ridículo hacia la religión, implorando cambios como el estudio de la sociedad, humanismo, ética y los verdaderos valores, sugiriendo buscar dentro de si aquello que es Dios y que verdaderamente importa.
Y es aquí donde yo pregunto:

¿Cómo quiere la gente que la vida sea valorada realmente por el contenido de un ser humano no sólo como cuerpo, cuando a través de los tiempos las religiones, que sin duda es algo en lo que el hombre se ha apoyado para justificar su existencia, han venido haciendo lo que quieren con la historia de Jesús, de Cristo, de Dios y no tenemos de esto más que dudas que nos llevan al escepticismo y son una base inestable?

¿Cómo queremos que la moral no sea material, o sea, que no se reduzca a nivel social, a valer por lo que tienes y no por lo que eres, a ser apreciado por tu físico, si al paso del tiempo la gente demuestra que eso es lo que verdaderamente importa?
¿Cómo queremos enseñar ciencias sociales y humanidades como otra materia académica, donde prácticamente “obliguemos” a “ser buenas” a las personas, dejando de lado nuestra participación con el ejemplo e incluso haciendo a estas disciplinas como algo aburrido e innecesario y sabiendo que terminando de “obligarles a aprender” sobre éstas, serán exactamente los mismos robots que eran antes de enterarse lo que era moral, humanidad, valores, etc. y se justificarán diciendo que alguien más lo hará bien?

El problema esta en el concepto en el que cada uno como ser humano se tiene. Empieza con el estado de ánimo, de la dignidad que cada uno se otorga, de darle una importancia primordial y única al cuerpo como si éste fuera a ser eterno, como si este te diera más que sólo problemas, como si te lo fuera a recompensar, como si a través de él percibieras verdades. Probablemente divago pero cuando te pones a analizar estas cuestiones y conoces posturas de personalidades de tiempos lejanos, te das cuenta de las cosas que en realidad valen la pena. Yo creo en Sócrates. En encontrar la verdad con la muerte, cuando te despojas del cuerpo y tus sentidos ya no son impedimento para descubrir lo que verdaderamente es.
De cualquier modo el no atribuirle un valor al cuerpo, no justifica el hacerle daño o hacer daño a algunos otros. Por que si bien, ni la religión ni la moral deben de ser reducidas a lo material, ni deben dejarse llevar por meras sensaciones y percepciones del cuerpo, tampoco es prudente que vivas hostigándolo, maltratándolo, etc., no se trata de ponerlo en desventaja, lo que aquí trato es evidenciar la importancia de la racionalidad. Las riquezas y la falta de éstas hacen al hombre torpe, así como el poder, la avaricia, en fin cualquier beneficio aparente, mientras sea relacionado con algo material, le quitan al hombre su verdadero valor; ya no ve la compasión, ve la lastima, ya no ve la necesidad, ve el lujo; ya no le importa el contenido, la forma (los pensamientos, las ideas) sólo lo que le resulta agradable a su percepción, la apariencia… y lamentablemente se conforma con esto.  




lunes, 18 de octubre de 2010

La silla eléctrica

Tema controversial y de gran polémica el del uso de la silla eléctrica. Según un comité de Nueva York, la silla eléctrica, se empezó a usar como un sistema de ejecución más humano y como remplazo de la horca que fue un método usado durante bastante tiempo.
Tuvo su primera puesta en práctica en Estados Unidos (por supuesto) el 6 de agosto de 1890. Su uso consistía en atar al condenado a la silla, con un electrodo en la cabeza y otro en la pierna. Como mínimo se aplicaban dos choques eléctricos durante varios minutos dependiendo de la persona. El voltaje inicial de más o menos 2kV servía para romper la resistencia inicial de la piel y causar inconsciencia (al menos eso se pretendía). El voltaje se bajaba para reducir la cantidad de corriente que fluía y para evitar que el prisionero se quemase. Se usaba un flujo de corriente de 8 A. El cuerpo del condenado alcanzaba temperaturas de 59 °C y el flujo de la corriente eléctrica causaba daños graves a los órganos internos. En 1949, la silla eléctrica no mató a Willie Francis, quien gritaba: “¡Paren! ¡Déjenme respirar!”, mientras era ejecutado. El motivo fue que la silla había sido mal instalada por un ayudante ebrio. El caso fue llevado a la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos. Los abogados argumentaban que Francis fue ejecutado tal como lo ordenaba la sentencia judicial; sin embargo no murió pero igual se cumplió la sentencia. El argumento fue rechazado y Francis volvió a la silla eléctrica al año siguiente. En 1990 en Florida, Jesse Joseph Tafero se encontraba en la silla eléctrica con la cabeza incendiada después de que cogió aire profundamente antes de que el funcionario de prisiones repitiera la operación una y otra vez.
A pesar de estos eventos desafortunados, el uso de la silla eléctrica disminuyó con el fin de evitarle a los guardias, tan espantosa y descabellante escena y el tener que limpiar la piel que quedaba adherida en la silla.



Al paso del tiempo se dieron cuenta que la silla eléctrica no era precisamente algo que hacia que el reo sufriera menos su condena y fue entonces cuando algunos países adoptaron el uso de la inyección letal. En realidad, se dice que la inyección es más económica y practica.
¿Cuál es el verdadero objetivo del uso de la silla eléctrica? ¿Es torturar al reo? O ¿sólo darle la muerte? Si es lo segundo, ¿Quién es el ser humano para decidir la muerte de otro ser humano? Aquí ¿Dónde quedan los derechos del reo? Con esto, supuestamente, se esta tratando de combatir o dar fin a la inseguridad, a la injusticia ¿con qué? ¿Con más daño? Sólo, lo que yo veo, es que estamos encerrados en un patético círculo vicioso, donde tenemos asesinos con uniforme de policía, saciando sus ansias de matar, de “manera justificada”.
Mi postura, definitivamente, no es defender a personas sin escrúpulos, que tienen la idea errónea de creer que matando, violando, secuestrando al ser humano, este, dejará de ser la aberración que es, basta con que se vean en un espejo y se den cuenta que eso no sucede. ¿Para qué darle la muerte a alguien como castigo, no sabiendo lo que ésta sea o lleve en si? Si se trata de que un mal hombre sufra lo que ha hecho sufrir, por qué no torturarlo de igual manera argumentando simplemente que se le esta castigando por sus actos. Tener lugares dónde poder hacer actos de tortura de verdad para esos criminales porque, sin duda, con la muerte se les da la salida fácil, perdiéndole el miedo a esta, ¿Qué les puede importar a los criminales? El ser humano tiene la capacidad de ser malo, y hacer sufrir de verdad a aquellos que han hecho sufrir, eso si esta comprobado. Por supuesto, todo esto con un fin moral, para que el que aspire a ser criminal lo piense más de dos veces al cometer actos ilícitos.
Pero claro también regreso en si y me pregunto acerca de cómo hacen “justicia” las autoridades: ¿Cómo podría ser diferente? ¿Por qué tendría que serlo?

miércoles, 13 de octubre de 2010

Aquello amoral que nos produce placer


¿Cuántas veces no hemos encontrado artículos en revistas o programas de televisión acerca de homicidas peligrosos, guerras descabelladas incluso terroríficas, y que sin embargo disfrutamos? Disfrutamos los escenarios, las tácticas del matón, la tortura, las armas que usan los soldados. Somos victimas, pero de aquel morbo que nos ocasionan esas situaciones. ¿Será que el ser humano esta diseñado para disfrutar la desgracia pero no la propia, sino, la de los demás? O ¿Sólo es resignación?
Ante ese tipo de acontecimientos, ¿estamos consientes de la cantidad de gente que esta involucrada y/o en que grado esta involucrada? ¿Por qué no nos ponemos a pensar que los que mueren en esas guerras o en manos de otro individuo son personas que tienen el mismo derecho a vivir que nosotros? En realidad no lo pensamos, sólo lo vemos como una persona con mala suerte, que justo estaba en ese lugar en el momento de los hechos, y más aún, que ya era la hora de su muerte.
Y ¿Qué pasa cuando ya no nos conformamos con el daño que hacen los otros y queremos ser, ahora nosotros, protagonistas de algún hecho “amoralmente agradable”? ¿Quién es el ser humano para decidir cuando terminar con la vida de cualquier otra persona?
Esta bien, me veo obligada a dar algunos ejemplos de hechos entretenidos y hasta sorprendentes, que recalcan el error y el gran defecto: ser humano.
“El vampiro de Brooklyn” (Albert Fish)
Originario de Washington D.C., donde nació en 1870, paso parte de su infancia en un orfanato. En la década de 1890 se traslado a Nueva York e inicio su carrera criminal. Secuestraba niños, los torturaba y los violaba antes de matarlos. En 1898 se casó y fue padre de seis hijos; ocasionalmente les pedía que participaran en sus fantasías sadomasoquistas: les solicitaba que lo golpearan con una raqueta con clavos hasta sangrar y disfrutaba encajándose agujas en la región pélvica y los pezones. Cuando su esposa lo abandonó, Fish adopto el oficio de albañil y planeo trabajar en distintos estados para burlar la acción de la justicia. Enfocó como victimas a niños afroamericanos; fue arrestado y quedó libre en dos ocasiones. En 1928 secuestró a la niña Grace Budd, cuya familia nunca la volvió a ver. Seis años después la madre recibió una carta cruel y obscena en la que Fish relataba la muerte de la pequeña: “primero la desnudé. ¡Gritó, pateó y rasguñó! La asfixié hasta matarla y la corte en pequeños pedazos. La cociné y me la comí”
Gracias al membrete del sobre, la policía lo capturó. Fish confesó que había asesinado a unos cien niños en diferentes estados, aunque sólo pudieron comprobarse cuatro casos. El jurado lo consideró legalmente apto y murió ejecutado en la silla eléctrica* el 16 de enero de 1936. 

Sanguinario republicano (Theodore Bundy)   
Nacido en 1946, Ted Bundy fue quizá hijo de su propio abuelo materno. En la adolescencia era un ávido consumidor de pornografía y fue detenido en dos ocasiones por robos menores en comercios. En 1972 se graduó en psicología por la Universidad de Washington (para tener cuidado con los que se gradúen en filosofía, no sabemos como usaran todo ese conocimiento). Fue miembro del partido republicano y trabajo con el gobernador Daniel J. Evans. Tras la ruptura con su prometida (decidida por él), en enero de 1974 cobró impulso su carrera criminal. Sus primeras victimas fueron chicas universitarias del estado de Washington. A bordo de su Volkswagen sedán 1968, Bundy prosiguió con sus homicidios en serie por Utah y Colorado. En agosto de 1975 fue detenido por un asunto de transito. Un testigo lo identifico como el hombre que merodeaba en la escuela de Viewmont en la noche en la que desapareció la estudiante Debby Kent. Aunque no pudieron culparlo del asesinato, las autoridades lo condenaron a quince años de cárcel. En dos sucesivas ocasiones escapó y en 1978 llegó a Florida para seguir matando. Finalmente fue detenido y en 1980 condenado a muerte. Abordaba a las victimas en lugares públicos. Las conducía a su auto y les golpeaba la cabeza; las violaba y las estrangulaba. Se especuló que había matado a casi cien mujeres, pero sólo se probó su participación en 36 casos. La década que transcurrió entre su captura y su ejecución hizo posible que se le sometiera a distintas pruebas; la psicóloga Dorothy Lewis le diagnosticó trastorno maniaco-depresivo. Murió en la silla eléctrica* el 24 de enero de 1989. 


Después de esto, tengo la necesidad de preguntar: ¿En que concepto tenemos al ser humano?    


sábado, 9 de octubre de 2010

Sigamos...

¿Pero qué es Bioética ahora?
Es importante dejar en claro el alcance de la bioética, ya que no debe darse por sentado que esta abarque única y exclusivamente las cuestiones morales en el ámbito de la biomedicina, sino que también incluye cuestiones epistemológicas: modelos explicativos sobre la conducta humana (la influencia ambiental, metáforas y modelos sobre el papel de los genes, etc.), cuestiones ontológicas (estatus de lo humano al comienzo y al final de la vida, estado vegetativo persistente, etc.)
A la bioética la denominan como ética civil, dícese que  puede ser compartida por todos en un terreno filosófico neutro apoyada por la racionalidad humana. Entendamos como neutro, pues, como aquello que no se apega a la ideología religiosa, no se basa en creencias, alejado de lo jurídico y deontológico.
Entonces la bioética es:
v  Ética laica, racional.
v  Ética pluralista. Llegar a acuerdos morales, aceptando la diversidad de enfoques.
v  Ética dinámica y enraizada en la historia. Sus contenidos se van descubriendo tras evaluación y discusión crítica que acepta moverse provisionalmente en la en la perplejidad que, sin embargo, avanza a niveles cada vez mayores de búsqueda del bien y de la justicia para toda la humanidad, contrastando sus conclusiones continuamente con la realidad de cada momento y cada cultura.
Contestando la pregunta con la que abrí este tema, la bioética de la actualidad pretende ser universal, adecuarse a cada cultura no dejándose llevar por intereses propios y teniendo en cuenta las limitaciones del razonamiento humano.
Cabe destacar  un argumento dado por Masiá acerca del tema expuesto, que sin duda debe de ser importante, ya que es tomado en cuenta. Masiá dice lo siguiente: “muchos de los problemas bioéticos son en realidad problemas culturales, porque nuestra manera de percibir cuáles son y dónde están los valores que consideramos básicos viene configurada por nuestra manera de ver el mundo".
El valor de la persona humana es una intuición o "a priori" que sirve de marco referencial para elaborar la bioética. Por lo tanto, el ser humano tiene dignidad, y no precio. De aquí se deriva el que todas las personas merecen la misma y absoluta consideración y respeto.
De toda esta información se derivan los cuatro principios existentes en la bioética, los cuales pretenden dar contenido a la proyección moral que supone la declaración del valor y dignidad de la persona.
*      Principio de no maleficencia (primum non nocere). Ante todo no hacer daño al paciente. Respetar la integridad física y psicológica de la vida humana. Es relevante ante el avance de la ciencia y la tecnología, porque muchas técnicas pueden acarrear daños o riesgos. En la evaluación del equilibrio entre daños-beneficios, se puede cometer la falacia de creer que ambas magnitudes son equivalentes o reducibles a análisis cuantitativo. Un ejemplo actual sería evaluar el posible daño que pudiera ocasionar organismos genéticamente manipulados, o el intento de una terapia genética que acarreara consecuencias negativas para el individuo.

*      Principio de beneficencia. La obligación de hacer el bien. El problema es que, hasta hace poco, el medico podía imponer su propia manera de hacer el bien sin contar con el consentimiento del paciente. Por tanto, este principio viene matizando por el respeto a la autonomía del paciente, a sus valores o deseos. No se puede buscar hacer un bien a costa de originar daños. Este principio también puede ser usado para reforzar la obligación moral de transferir tecnologías a países desfavorecidos con objeto de salvar vidas humanas y satisfacer sus necesidades básicas.
*      Principio de autonomía o de libertad de decisión. Puede definirse como la obligación de respetar los valores y opciones personales de cada individuo en aquellas decisiones básicas que le incumben vitalmente. Supone el derecho incluso de equivocarse a la hora de hacer uno mismo su propia elección. De aquí se deriva el consentimiento libre e informado de la ética médica actual.

*      Principio de justicia. Es el reparto equitativo de cargas y beneficios en el ámbito del bienestar vital, evitando la discriminación en el acceso a los recursos sanitarios. Este principio impone límites al de autonomía, ya que pretende que la autonomía de cada individuo no atente la vida, libertad y demás derechos básicos de las otras personas.
 
La bioética es un fundamento procedimental para la toma de decisiones en los ámbitos conflictivos de la Biomedicina. Se basa en buena parte en los principios éticos generales y en declaraciones de Derechos Humanos, que al ser ampliamente compartidos, suministran un marco sólido de referencia para discutir racionalmente la rica casuística que plantean los avances tecnológicos en su interacción con la vida.  

Me detendré aquí, posteriormente, tendremos en la U.A.A., un coloquio de bioética. Por supuesto tendré mucho que agregar a esta información, mientras tanto, tomare partido en un tema que me resulto realmente atractivo…

martes, 5 de octubre de 2010

Bioética

¿Qué es bioética? empapándome de información acerca de este tema, he constatado de que es un término que esta en constante transición ¿qué quiero decir con esto?, no existe, a mi parecer, un conjunto de palabras que ordenadas adecuadamente le puedan dar una definición complaciente a lo que es la bioética. ¿Por qué? Pues porque los descubrimientos científicos afectan de gran manera a la raza humana y constantemente encontramos nuevas formas de llevar nuestra vida a plenitud o hacer de una enfermedad nuevamente la salud y llegamos, tal vez, a perder los estribos y hacer hasta lo imposible por hacer un mal reversible y evitar totalmente la muerte, llegando al punto de dejar de lado lo aceptable ante la sociedad y a cada uno de sus individuos.
Aquí yo tratare de adentrarme, de una manera no tan técnica, o sea, de acuerdo a mis interpretaciones, a lo que la bioética se dedica. Qué es, por qué nos incumbe publicar de este tema en este blog, y así, cosas que vayan surgiendo conforme a la redacción. Para esto, es prudente partir desde unos años atrás, para saber de dónde y a quién se le ocurrió esta maravillosa idea de Bioética.
En 1962 ocurrió el nacimiento de la bioética en Seattle (estado de Washington), aunque en ese entonces no se le llamaba así, se creo un comité de no médicos (legos) para decidir que pacientes tenían preferencia para beneficiarse de la entonces reciente máquina de hemodiálisis. ¿Por qué un avance médico debería crear una nueva discriminación médica? ¿Quién y cómo elegía a los candidatos? Estas fueron algunas de las preguntas que rondaban en aquella situación, fue entonces necesario, establecer debates y no precisamente cuestionar a los médicos, sino que era necesario tratar esto con aquella representación de la comunidad. Aunque ya se había tratado el tema por vez primera, sobre la experimentación en humanos, fue hasta los años 60’s cuando se tomó realmente conciencia y Estados Unidos  creó la “Comisión nacional para la protección de los sujetos humanos en el campo de las ciencias biomédicas y del comportamiento”, basados en los principios de autonomía, beneficencia y justicia*. En 1968 se empieza a debatir sobre el “derecho a la propia  muerte”, dadas las circunstancias en las que algunas personas enfermas “sobrellevaban su vida”. En 1972 se promulga en Estados Unidos la Carta de los Derechos de los Enfermos.
He de hacer mención sobre esto: los más importantes de los biotecistas eran teólogos o creyentes pero enseguida los análisis dejaron de lado la religión y se centraron en una bioética laica que pudiera ser operativa en un mundo pluralista. ¡En hora buena!
Cabe constatar que lo anterior mencionado, me pareció importante no dejarlo de lado, ya que con esto se puede analizar en qué fecha se empezaron a hacer indagaciones sobre la importancia o, mejor dicho, en que medida los avances tecnológicos en la medicina nos ayudan y dónde queda el hombre como Ser, capaz de tener decisión sobre su propia vida o su propia muerte.
Entonces el objetivo de la bioética era animar al debate y al dialogo interdisciplinar entre la medicina, la filosofía y la ética y supuso una notable renovación de la ética medica tradicional. (Esta es sólo la primera parte)