lunes, 29 de noviembre de 2010

Hablemos del Suicidio










La definición de suicidio, los síntomas, los tratamientos… son factores que encontramos en todos lados, de manera tan técnica que, a veces no entendemos o lo sentimos que no va dirigido hacia nadie. Por eso es que aquí, no esperen encontrar cifras, porcentajes, nombres de medicamentos, direcciones de consultorios; vayamos haciendo que los artículos de temas importantes tengan destinatario y no sólo sea un adorno más para una página de consulta: y ¿Qué crees? Tú eres mi destinatario…

Atentar contra la propia vida es un delito en donde debería de existir un castigo, pero no un castigo al que comete o cometió esa falta a la moral, más bien, a la sociedad que le rodea. Porque, cuántas veces nos hemos enterado de casos de suicidio en donde la persona que lo cometió tenia problemas de depresión, se sentía desadaptado, se sentía sólo, etc., y su familia, amigos, conocidos, aseguran no haber notado nada raro en esa persona o, si lo notaron, decidieron dejarle a alguien más la responsabilidad que implica escucharlo y ayudarlo. Esto no es un caso especial, por lo regular así es, es un poco predecible. Porque no existe algún hombre al que después de escuchar problemas no le llegue la angustia de quien los escucho; se sienta mal, y decida alejarse de esa persona, o igual, decida ayudarla, pero su incredulidad de que le pueda pasar algo o de que sea muy grave, hace que lo desatienda y no le da la importancia adecuada.
Sin tanto rodeo, la sociedad implica demasiado en la autoestima de cada individuo que la conforma y en un momento de depresión, ya decida ayudar al individuo o alejarse de él, ésta (la sociedad) lleva un enorme grado de culpa ante la muerte de uno de sus miembros. Y es que, la intolerancia; la falta de respeto, la discriminación, los prejuicios… son la contribución, en la medida exacta, para que una persona se sienta desentendida, no amada… depresiva.



Yo creo que no podemos culpar al que intentó suicidarse o al que se suicidó; no podemos decir “es que tu tienes la culpa por no aguantar”, no podemos culparlo por su manera de ser, sin lugar a duda, con quien se relaciona es el problema, si es de tal cual manera es porque la sociedad lo ha formado así; tal ves exista un gramo de culpa en el sentido de que no busco ayuda, en que no acepto que tenía un problema. No se trata de hacer victima al implicado, pero deberíamos de analizar desde otro punto las cosas, y que el suicida no es del todo culpable. Más allá de la religión, más allá de que su alma perecerá en el infierno, lo que aquí importa es el entorno en el que se encontraba. La “realidad”, el aquí y el ahora.

Es muy fácil decir “hay ya, no es para tanto, todos tenemos problemas”; si de hecho todos los tenemos pero, no todos los percibimos de igual manera, eso es algo muy importante. Si queremos ayudar a alguien, AYUDEMOS BIEN… en esos momentos de angustia, lo menos que una persona quiere escuchar es “hay no es para tanto, mira a fulanita le paso que…” que le va interesar saber los problemas de otros, en esos momentos es esa persona la que necesita atención y hay que darle la importancia debida por cosa pequeña que nos parezca. No esperemos hasta que haya un intento de suicidio o una muerte para entender al implicado, aunque exista mucha complejidad en el ser humano, podemos llegar a captar y entender para poder ayudarlo, porque, por si ya lo habíamos olvidado, nosotros también recibimos tal vez los mismos problemas, pero al fin de cuentas todos tenemos que salir delante de alguna u otra forma, y si tenemos a nuestro alcance un hombro, ¿Por qué no apoyarse de él?

Antes de un psicólogo, de un psiquiatra (si el asunto no esta fuera de nuestro alcance) seamos capaces de ofrecer ayuda, porque en esos momentos el implicado se siente mejor cuando quien lo ayuda es alguien que lo quiere o a quien él quiere. Aunque algunas personas lo tengan como cursi, el amor es fundamental para que el enfermo se sienta mejor.

martes, 23 de noviembre de 2010

¿De cuántas maneras se le tiene que hablar a un hombre, para que entienda lo que se debe y lo que no se debe hacer?

Al parecer, en nuestros días, es muy difícil hacerle ver a un hombre que los parámetros de conducta, están diseñados para conducirle por un bien inevitable en la vida. En vez de esto, vemos en las normas, restricciones que no nos parecen y reglas que hay que romper. Nos rehusamos a creer que aquellas cosas que no hay que hacer sean nocivas para nuestra integridad, pensamos que los valores fueron creados de un día para otro porque aun dudamos que llevarlos a la práctica sea buena idea. Nuestra impercepción del “NO” nos lleva a una perdida de valores desgastante; no sólo para quienes nos impulsan a conducirnos por el bien, diciéndonos: no hieras, no tires, no mal gastes, no robes,  no esto, no lo otro; sino también, para los que a diario nos sometemos a escuchar las mismas, como llamarlo, “restricciones” (hasta que llegan al tope y terminan por convencer, como a mi). Si aquella oposición de contrarios que traía la armonía, de la que Heráclito, un filósofo de la antigüedad, hablaba, es aplicable en este sentido, ¿por qué nos complicamos tanto tratando de “formar” a hombres virtuosos, si necesitamos, obligadamente, a los “malos” para que exista un perfecto equilibrio? O acaso ¿el trabajo de la ética no es precisamente formar a todos los hombres? ¿Sólo a algunos cuantos? Al final de cuentas cada hombre, sabiendo que tiene la facultad de decidir por si mismo, tomará el camino que más le apetezca y le satisfaga. Lo peor del asunto, es que con la libertad de las personas que tienden a llevar una vida sin valores, las que estamos superando la mala idea de portarnos mal, somos las victimas de sus fechorías y malos tratos. Y eso, lamentablemente lo vemos a diario con nuestras autoridades; gobernantes, diputados, senadores y demás; que probablemente no sean malos ciudadanos, más bien es cuestión de que se enteren a todo lo que pueden acceder llegando al poder y son tocados por una fuerza de avaricia y poderío, de la cual es inevitable e innecesario, tratar de zafarse.
Probablemente, el ser mala persona, sea sólo una etapa de nuestra vida; y así como en algún momento se fue malo, en otro, se llegará a la virtud. O tal vez no. Pero para poder ser, en diferente tiempo bueno, es necesaria una segunda oportunidad. Pero, a veces las segundas oportunidades no son buenas.
Entonces, ¿cómo hay que hablarle a un hombre para que entienda?... Yo mejor no le hablare, la mejor forma será inducirle con el ejemplo.. o ¿ustedes que dicen?
 Evidentemente no es fácil hacer hombres de bien y miren que yo estoy dispuesta ha intentarlo...

lunes, 15 de noviembre de 2010

Y… ¿El medio ambiente?


Mucho se ha dejado de lado el tema de la contaminación y sólo vemos a la gente que se preocupa por este tema, como una bola de hippies sin mucho que hacer. Pero desafortunadamente para algunos, este tema no sólo se da en corrientes ideológicas “extrañas” sino que, hasta el más ateo, tiene que involucrarse al rescate de su entorno. Porque, entérense, la crisis no sólo se encuentra en la economía, en la pobreza, en la educación, en la seguridad de un estado, ¡NO! Esta dichosa crisis abarca una desventura total. Y con hambre, sin educación, sin seguridad, ¿Quién se preocupa por el ambiente?
En la actualidad existe todo para hacerle daño al medio que nos rodea, hacemos lo posible por fastidiarlo: ya sea que alguno tire la bolsa de papas por aquí, el otro tire desechos tóxicos por allá, pero la idea es contribuir de manera negativa y con esto acarrear cambios extremos.

Es conveniente ahora abordar estos temas, porque desgraciadamente, no hay tiempo para pensar si queremos hacer conciencia o no. La  contaminación, así como ciertos temas sociales, ha sido y seguirá siendo problema, mientras las mismas sociedades no adopten una cultura de respeto. Se insiste mucho en el cuidado del medio ambiente, los mismos políticos prometen hacer algo para llevar a cabo un desarrollo sustentable ante este tema, pero ¿Qué es lo que realmente hacen? No exhortan a la comunidad a contribuir al cuidado de su entorno, existen secretarias que se dedican a esto, pero cuánta gente sigue estos programas. ¿Cómo se puede generar un cambio benéfico, dejándolo a responsabilidad de unos cuantos?

Pongamos algún ejemplo como consecuente del mal trato al ambiente. Huracanes, lluvias catastróficas, tsunamis, terremotos, frentes fríos en otoño, polución del mar… debido a esto: enfermedades infecciosas, perdida de especies, perdida de cosas materiales, destrucción y entre tanto un GRAN impacto social; que nos conduce a la indignación y al odio hacia la naturaleza, le reprochamos cómo puede ser tan mala, tan injusta y ventajosa por su gran magnitud… pero, ¿Cuántas veces nos hemos puesto a pensar que nos esta regresando, en justa medida, nuestro mal trato? En esos momentos de catástrofes sólo vemos nuestro dolor y necesidad, y no llegamos a captar que, la naturaleza, se esta manifestando por la maravillosa razón de que esta viva. Estos terribles impactos no hay que dejarlos pasar y justificarlos como un acto de inconformidad de un ser supremo, o dicho de forma popular, de Dios. Si existe inconformidad, pero es de algo que en realidad se encuentra muy presente a nuestro alrededor, arriba, abajo, por todas partes: la naturaleza.



Tenemos que saber, que cuando nos rehusamos a cuidar nuestros recursos naturales, lo único que estamos haciendo es crearnos un mal a corto plazo. Sin duda, los únicos que salimos afectados en cuanto surgen modificaciones en las condiciones naturales del medio ambiente, somos los seres vivos.
Por una parte, ya basta de sólo “impulsar” (de manera aparente) a la comunidad a cuidar su entorno, como tema de campañas electorales, con mensajes impresos en bolsas, con habladurías “que yo cuido… que yo hago…” es bien sabido que enseñando con el ejemplo se obtienen buenos resultados. Seamos más los que sepamos llevar a cabo un desarrollo sustentable del medio ambiente. Ahora también, ya basta de hacer desidia, seguir sobreexplotando nuestros recursos, ¡no!, poquito si hace mucho daño. Una envoltura en el asfalto si trae consigo problemas a corto plazo, además, no sólo somos cinco, diez personas, las que compartimos la indolencia de no buscar un bote de basura. El tener carencias de cualquier otro tipo, mientras no sea carencia de inteligencia, no justifica el hacernos daño; porque, sin duda, lo que hacemos al negar a nuestro entorno, es dañarnos a nosotros mismos.   

lunes, 8 de noviembre de 2010

El Hombre y la Infidelidad


Falta de fidelidad, deslealtad, inexactitud, en pocas palabras: infidelidad.

La infidelidad ha pasado a ser algo muy común en esta sociedad donde “no pasa nada”. Y es que ahora la belleza física es la que define el valor de una persona, la belleza es el “amor” porque, por su puesto, a quién no le agrada tener algo bonito a su lado. Pero ¿qué pasa cuando, por la belleza física, se quiere sustituir el contenido de una persona? O peor aun; cuándo por un impulso sexual se cambia absolutamente todo eso que se ha ido formando por bastante tiempo y se falta a esa persona a la que se le prometió todo.

Ser infiel es el mayor de los defectos que una persona puede tener; porque la infidelidad encierra más que un fallo a hacia una persona, encierra: mentiras, desilusiones, hipocresía, desamor, desconfianza, violencia, inseguridad e incluso enfermedades de transmisión sexual u obsesión. Me veo obligada a preguntar, ¿en verdad amamos?, digo, porque una persona que dice amar a alguien procura darle lo mejor, no perjudicarle. El amor por si no se podría definir, pero desde tiempos antiguos, sabemos que al verbo amar se le atribuyen cosas buenas, satisfacer y procurar el goce de ambos seres, en cuanto a pareja se refiera.   

Por ahí dicen que nacimos para andar de dos en dos, que hacemos lo posible por encontrarnos con la parte que nos quitaron en cierto momento, aquello que es nuestro complemento. Pero ¿Qué pasa cuando algunas personas buscan o necesitan varios complementos? Se justifican diciendo que están buscando a su “verdadero amor”… mmm, creo que primero todos deberíamos examinar y tener muy en claro aquello que queremos y nuevamente ver en que concepto tenemos al verbo “amar”.

Incluso llego a pensar que el ser humano no ha nacido para ser fiel. Al menos en el amor: el hombre se comporta como el animal que es y sólo busca satisfacer la necesidad de procrear (pero ah como le huye a la responsabilidad de ser padre). El ser humano se ha transformado de tal manera que sólo busca complacer sus caprichos; ser egoísta, cambiar de rumbo y de pareja cuando lo desee y cuando le convenga. El amor pasa a ser el disfraz perfecto para el sexo.



Es muy fácil señalar lo que esta mal; hacerlo no lo es tanto, pero en verdad genera muchos beneficios. Vayámonos creando una cultura basada en el respeto, ir por la vida haciéndonos como que no nos importa lo que diga la gente es verdaderamente patético, al fin de cuentas es nuestro entorno y el día de mañana alguien vendrá siguiendo nuestros pasos y es cuando comprenderemos que estas “pequeñeces”, como la infidelidad, en verdad tienen mucha importancia cuando de confianza, respeto, credibilidad y de muchas otras cosas, se trata.

Recordemos que el caos del mundo comienza con la ignorancia y con la intolerancia del hombre. No se trata de que te “amueles”, con la pareja con la que andas, toda la vida. Simplemente ofrecer sinceridad. 

miércoles, 27 de octubre de 2010

La Moral y la Religion

La moral y la religión, estrictamente, van ligadas una de la otra. Considero que la conducta de un hombre no puede ir neutra alejándose de una ideología. Respecto de lo que crees se va marcando un patrón de como debes de comportarte. Con la religión encuentras la recompensa por ser un hombre moral.
He sido testigo de algunos artículos en internet donde se reprueba la manera en como la religión y la moral en estos tiempos han ido tomando una dirección totalmente material. Dicho de alguna otra forma, como es que la moral y la religión se van deteriorando con formas materiales, vemos a Dios metido en un templo de construcción majestuosa, no por la grandeza de su palabra, sino por los objetos que ahí dentro se encuentran, hasta llegamos a ver a Dios tomando forma de hombre convirtiéndose en sacerdote; la moral reducida al comportamiento superficial, material, en pocas palabras valorando a la gente por la marca de su ropa, por su aspecto físico.  
Noto como la gente critica a la gente por la falta de una cultura humanista, por un fanatismo ridículo hacia la religión, implorando cambios como el estudio de la sociedad, humanismo, ética y los verdaderos valores, sugiriendo buscar dentro de si aquello que es Dios y que verdaderamente importa.
Y es aquí donde yo pregunto:

¿Cómo quiere la gente que la vida sea valorada realmente por el contenido de un ser humano no sólo como cuerpo, cuando a través de los tiempos las religiones, que sin duda es algo en lo que el hombre se ha apoyado para justificar su existencia, han venido haciendo lo que quieren con la historia de Jesús, de Cristo, de Dios y no tenemos de esto más que dudas que nos llevan al escepticismo y son una base inestable?

¿Cómo queremos que la moral no sea material, o sea, que no se reduzca a nivel social, a valer por lo que tienes y no por lo que eres, a ser apreciado por tu físico, si al paso del tiempo la gente demuestra que eso es lo que verdaderamente importa?
¿Cómo queremos enseñar ciencias sociales y humanidades como otra materia académica, donde prácticamente “obliguemos” a “ser buenas” a las personas, dejando de lado nuestra participación con el ejemplo e incluso haciendo a estas disciplinas como algo aburrido e innecesario y sabiendo que terminando de “obligarles a aprender” sobre éstas, serán exactamente los mismos robots que eran antes de enterarse lo que era moral, humanidad, valores, etc. y se justificarán diciendo que alguien más lo hará bien?

El problema esta en el concepto en el que cada uno como ser humano se tiene. Empieza con el estado de ánimo, de la dignidad que cada uno se otorga, de darle una importancia primordial y única al cuerpo como si éste fuera a ser eterno, como si este te diera más que sólo problemas, como si te lo fuera a recompensar, como si a través de él percibieras verdades. Probablemente divago pero cuando te pones a analizar estas cuestiones y conoces posturas de personalidades de tiempos lejanos, te das cuenta de las cosas que en realidad valen la pena. Yo creo en Sócrates. En encontrar la verdad con la muerte, cuando te despojas del cuerpo y tus sentidos ya no son impedimento para descubrir lo que verdaderamente es.
De cualquier modo el no atribuirle un valor al cuerpo, no justifica el hacerle daño o hacer daño a algunos otros. Por que si bien, ni la religión ni la moral deben de ser reducidas a lo material, ni deben dejarse llevar por meras sensaciones y percepciones del cuerpo, tampoco es prudente que vivas hostigándolo, maltratándolo, etc., no se trata de ponerlo en desventaja, lo que aquí trato es evidenciar la importancia de la racionalidad. Las riquezas y la falta de éstas hacen al hombre torpe, así como el poder, la avaricia, en fin cualquier beneficio aparente, mientras sea relacionado con algo material, le quitan al hombre su verdadero valor; ya no ve la compasión, ve la lastima, ya no ve la necesidad, ve el lujo; ya no le importa el contenido, la forma (los pensamientos, las ideas) sólo lo que le resulta agradable a su percepción, la apariencia… y lamentablemente se conforma con esto.  




lunes, 18 de octubre de 2010

La silla eléctrica

Tema controversial y de gran polémica el del uso de la silla eléctrica. Según un comité de Nueva York, la silla eléctrica, se empezó a usar como un sistema de ejecución más humano y como remplazo de la horca que fue un método usado durante bastante tiempo.
Tuvo su primera puesta en práctica en Estados Unidos (por supuesto) el 6 de agosto de 1890. Su uso consistía en atar al condenado a la silla, con un electrodo en la cabeza y otro en la pierna. Como mínimo se aplicaban dos choques eléctricos durante varios minutos dependiendo de la persona. El voltaje inicial de más o menos 2kV servía para romper la resistencia inicial de la piel y causar inconsciencia (al menos eso se pretendía). El voltaje se bajaba para reducir la cantidad de corriente que fluía y para evitar que el prisionero se quemase. Se usaba un flujo de corriente de 8 A. El cuerpo del condenado alcanzaba temperaturas de 59 °C y el flujo de la corriente eléctrica causaba daños graves a los órganos internos. En 1949, la silla eléctrica no mató a Willie Francis, quien gritaba: “¡Paren! ¡Déjenme respirar!”, mientras era ejecutado. El motivo fue que la silla había sido mal instalada por un ayudante ebrio. El caso fue llevado a la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos. Los abogados argumentaban que Francis fue ejecutado tal como lo ordenaba la sentencia judicial; sin embargo no murió pero igual se cumplió la sentencia. El argumento fue rechazado y Francis volvió a la silla eléctrica al año siguiente. En 1990 en Florida, Jesse Joseph Tafero se encontraba en la silla eléctrica con la cabeza incendiada después de que cogió aire profundamente antes de que el funcionario de prisiones repitiera la operación una y otra vez.
A pesar de estos eventos desafortunados, el uso de la silla eléctrica disminuyó con el fin de evitarle a los guardias, tan espantosa y descabellante escena y el tener que limpiar la piel que quedaba adherida en la silla.



Al paso del tiempo se dieron cuenta que la silla eléctrica no era precisamente algo que hacia que el reo sufriera menos su condena y fue entonces cuando algunos países adoptaron el uso de la inyección letal. En realidad, se dice que la inyección es más económica y practica.
¿Cuál es el verdadero objetivo del uso de la silla eléctrica? ¿Es torturar al reo? O ¿sólo darle la muerte? Si es lo segundo, ¿Quién es el ser humano para decidir la muerte de otro ser humano? Aquí ¿Dónde quedan los derechos del reo? Con esto, supuestamente, se esta tratando de combatir o dar fin a la inseguridad, a la injusticia ¿con qué? ¿Con más daño? Sólo, lo que yo veo, es que estamos encerrados en un patético círculo vicioso, donde tenemos asesinos con uniforme de policía, saciando sus ansias de matar, de “manera justificada”.
Mi postura, definitivamente, no es defender a personas sin escrúpulos, que tienen la idea errónea de creer que matando, violando, secuestrando al ser humano, este, dejará de ser la aberración que es, basta con que se vean en un espejo y se den cuenta que eso no sucede. ¿Para qué darle la muerte a alguien como castigo, no sabiendo lo que ésta sea o lleve en si? Si se trata de que un mal hombre sufra lo que ha hecho sufrir, por qué no torturarlo de igual manera argumentando simplemente que se le esta castigando por sus actos. Tener lugares dónde poder hacer actos de tortura de verdad para esos criminales porque, sin duda, con la muerte se les da la salida fácil, perdiéndole el miedo a esta, ¿Qué les puede importar a los criminales? El ser humano tiene la capacidad de ser malo, y hacer sufrir de verdad a aquellos que han hecho sufrir, eso si esta comprobado. Por supuesto, todo esto con un fin moral, para que el que aspire a ser criminal lo piense más de dos veces al cometer actos ilícitos.
Pero claro también regreso en si y me pregunto acerca de cómo hacen “justicia” las autoridades: ¿Cómo podría ser diferente? ¿Por qué tendría que serlo?

miércoles, 13 de octubre de 2010

Aquello amoral que nos produce placer


¿Cuántas veces no hemos encontrado artículos en revistas o programas de televisión acerca de homicidas peligrosos, guerras descabelladas incluso terroríficas, y que sin embargo disfrutamos? Disfrutamos los escenarios, las tácticas del matón, la tortura, las armas que usan los soldados. Somos victimas, pero de aquel morbo que nos ocasionan esas situaciones. ¿Será que el ser humano esta diseñado para disfrutar la desgracia pero no la propia, sino, la de los demás? O ¿Sólo es resignación?
Ante ese tipo de acontecimientos, ¿estamos consientes de la cantidad de gente que esta involucrada y/o en que grado esta involucrada? ¿Por qué no nos ponemos a pensar que los que mueren en esas guerras o en manos de otro individuo son personas que tienen el mismo derecho a vivir que nosotros? En realidad no lo pensamos, sólo lo vemos como una persona con mala suerte, que justo estaba en ese lugar en el momento de los hechos, y más aún, que ya era la hora de su muerte.
Y ¿Qué pasa cuando ya no nos conformamos con el daño que hacen los otros y queremos ser, ahora nosotros, protagonistas de algún hecho “amoralmente agradable”? ¿Quién es el ser humano para decidir cuando terminar con la vida de cualquier otra persona?
Esta bien, me veo obligada a dar algunos ejemplos de hechos entretenidos y hasta sorprendentes, que recalcan el error y el gran defecto: ser humano.
“El vampiro de Brooklyn” (Albert Fish)
Originario de Washington D.C., donde nació en 1870, paso parte de su infancia en un orfanato. En la década de 1890 se traslado a Nueva York e inicio su carrera criminal. Secuestraba niños, los torturaba y los violaba antes de matarlos. En 1898 se casó y fue padre de seis hijos; ocasionalmente les pedía que participaran en sus fantasías sadomasoquistas: les solicitaba que lo golpearan con una raqueta con clavos hasta sangrar y disfrutaba encajándose agujas en la región pélvica y los pezones. Cuando su esposa lo abandonó, Fish adopto el oficio de albañil y planeo trabajar en distintos estados para burlar la acción de la justicia. Enfocó como victimas a niños afroamericanos; fue arrestado y quedó libre en dos ocasiones. En 1928 secuestró a la niña Grace Budd, cuya familia nunca la volvió a ver. Seis años después la madre recibió una carta cruel y obscena en la que Fish relataba la muerte de la pequeña: “primero la desnudé. ¡Gritó, pateó y rasguñó! La asfixié hasta matarla y la corte en pequeños pedazos. La cociné y me la comí”
Gracias al membrete del sobre, la policía lo capturó. Fish confesó que había asesinado a unos cien niños en diferentes estados, aunque sólo pudieron comprobarse cuatro casos. El jurado lo consideró legalmente apto y murió ejecutado en la silla eléctrica* el 16 de enero de 1936. 

Sanguinario republicano (Theodore Bundy)   
Nacido en 1946, Ted Bundy fue quizá hijo de su propio abuelo materno. En la adolescencia era un ávido consumidor de pornografía y fue detenido en dos ocasiones por robos menores en comercios. En 1972 se graduó en psicología por la Universidad de Washington (para tener cuidado con los que se gradúen en filosofía, no sabemos como usaran todo ese conocimiento). Fue miembro del partido republicano y trabajo con el gobernador Daniel J. Evans. Tras la ruptura con su prometida (decidida por él), en enero de 1974 cobró impulso su carrera criminal. Sus primeras victimas fueron chicas universitarias del estado de Washington. A bordo de su Volkswagen sedán 1968, Bundy prosiguió con sus homicidios en serie por Utah y Colorado. En agosto de 1975 fue detenido por un asunto de transito. Un testigo lo identifico como el hombre que merodeaba en la escuela de Viewmont en la noche en la que desapareció la estudiante Debby Kent. Aunque no pudieron culparlo del asesinato, las autoridades lo condenaron a quince años de cárcel. En dos sucesivas ocasiones escapó y en 1978 llegó a Florida para seguir matando. Finalmente fue detenido y en 1980 condenado a muerte. Abordaba a las victimas en lugares públicos. Las conducía a su auto y les golpeaba la cabeza; las violaba y las estrangulaba. Se especuló que había matado a casi cien mujeres, pero sólo se probó su participación en 36 casos. La década que transcurrió entre su captura y su ejecución hizo posible que se le sometiera a distintas pruebas; la psicóloga Dorothy Lewis le diagnosticó trastorno maniaco-depresivo. Murió en la silla eléctrica* el 24 de enero de 1989. 


Después de esto, tengo la necesidad de preguntar: ¿En que concepto tenemos al ser humano?    


sábado, 9 de octubre de 2010

Sigamos...

¿Pero qué es Bioética ahora?
Es importante dejar en claro el alcance de la bioética, ya que no debe darse por sentado que esta abarque única y exclusivamente las cuestiones morales en el ámbito de la biomedicina, sino que también incluye cuestiones epistemológicas: modelos explicativos sobre la conducta humana (la influencia ambiental, metáforas y modelos sobre el papel de los genes, etc.), cuestiones ontológicas (estatus de lo humano al comienzo y al final de la vida, estado vegetativo persistente, etc.)
A la bioética la denominan como ética civil, dícese que  puede ser compartida por todos en un terreno filosófico neutro apoyada por la racionalidad humana. Entendamos como neutro, pues, como aquello que no se apega a la ideología religiosa, no se basa en creencias, alejado de lo jurídico y deontológico.
Entonces la bioética es:
v  Ética laica, racional.
v  Ética pluralista. Llegar a acuerdos morales, aceptando la diversidad de enfoques.
v  Ética dinámica y enraizada en la historia. Sus contenidos se van descubriendo tras evaluación y discusión crítica que acepta moverse provisionalmente en la en la perplejidad que, sin embargo, avanza a niveles cada vez mayores de búsqueda del bien y de la justicia para toda la humanidad, contrastando sus conclusiones continuamente con la realidad de cada momento y cada cultura.
Contestando la pregunta con la que abrí este tema, la bioética de la actualidad pretende ser universal, adecuarse a cada cultura no dejándose llevar por intereses propios y teniendo en cuenta las limitaciones del razonamiento humano.
Cabe destacar  un argumento dado por Masiá acerca del tema expuesto, que sin duda debe de ser importante, ya que es tomado en cuenta. Masiá dice lo siguiente: “muchos de los problemas bioéticos son en realidad problemas culturales, porque nuestra manera de percibir cuáles son y dónde están los valores que consideramos básicos viene configurada por nuestra manera de ver el mundo".
El valor de la persona humana es una intuición o "a priori" que sirve de marco referencial para elaborar la bioética. Por lo tanto, el ser humano tiene dignidad, y no precio. De aquí se deriva el que todas las personas merecen la misma y absoluta consideración y respeto.
De toda esta información se derivan los cuatro principios existentes en la bioética, los cuales pretenden dar contenido a la proyección moral que supone la declaración del valor y dignidad de la persona.
*      Principio de no maleficencia (primum non nocere). Ante todo no hacer daño al paciente. Respetar la integridad física y psicológica de la vida humana. Es relevante ante el avance de la ciencia y la tecnología, porque muchas técnicas pueden acarrear daños o riesgos. En la evaluación del equilibrio entre daños-beneficios, se puede cometer la falacia de creer que ambas magnitudes son equivalentes o reducibles a análisis cuantitativo. Un ejemplo actual sería evaluar el posible daño que pudiera ocasionar organismos genéticamente manipulados, o el intento de una terapia genética que acarreara consecuencias negativas para el individuo.

*      Principio de beneficencia. La obligación de hacer el bien. El problema es que, hasta hace poco, el medico podía imponer su propia manera de hacer el bien sin contar con el consentimiento del paciente. Por tanto, este principio viene matizando por el respeto a la autonomía del paciente, a sus valores o deseos. No se puede buscar hacer un bien a costa de originar daños. Este principio también puede ser usado para reforzar la obligación moral de transferir tecnologías a países desfavorecidos con objeto de salvar vidas humanas y satisfacer sus necesidades básicas.
*      Principio de autonomía o de libertad de decisión. Puede definirse como la obligación de respetar los valores y opciones personales de cada individuo en aquellas decisiones básicas que le incumben vitalmente. Supone el derecho incluso de equivocarse a la hora de hacer uno mismo su propia elección. De aquí se deriva el consentimiento libre e informado de la ética médica actual.

*      Principio de justicia. Es el reparto equitativo de cargas y beneficios en el ámbito del bienestar vital, evitando la discriminación en el acceso a los recursos sanitarios. Este principio impone límites al de autonomía, ya que pretende que la autonomía de cada individuo no atente la vida, libertad y demás derechos básicos de las otras personas.
 
La bioética es un fundamento procedimental para la toma de decisiones en los ámbitos conflictivos de la Biomedicina. Se basa en buena parte en los principios éticos generales y en declaraciones de Derechos Humanos, que al ser ampliamente compartidos, suministran un marco sólido de referencia para discutir racionalmente la rica casuística que plantean los avances tecnológicos en su interacción con la vida.  

Me detendré aquí, posteriormente, tendremos en la U.A.A., un coloquio de bioética. Por supuesto tendré mucho que agregar a esta información, mientras tanto, tomare partido en un tema que me resulto realmente atractivo…

martes, 5 de octubre de 2010

Bioética

¿Qué es bioética? empapándome de información acerca de este tema, he constatado de que es un término que esta en constante transición ¿qué quiero decir con esto?, no existe, a mi parecer, un conjunto de palabras que ordenadas adecuadamente le puedan dar una definición complaciente a lo que es la bioética. ¿Por qué? Pues porque los descubrimientos científicos afectan de gran manera a la raza humana y constantemente encontramos nuevas formas de llevar nuestra vida a plenitud o hacer de una enfermedad nuevamente la salud y llegamos, tal vez, a perder los estribos y hacer hasta lo imposible por hacer un mal reversible y evitar totalmente la muerte, llegando al punto de dejar de lado lo aceptable ante la sociedad y a cada uno de sus individuos.
Aquí yo tratare de adentrarme, de una manera no tan técnica, o sea, de acuerdo a mis interpretaciones, a lo que la bioética se dedica. Qué es, por qué nos incumbe publicar de este tema en este blog, y así, cosas que vayan surgiendo conforme a la redacción. Para esto, es prudente partir desde unos años atrás, para saber de dónde y a quién se le ocurrió esta maravillosa idea de Bioética.
En 1962 ocurrió el nacimiento de la bioética en Seattle (estado de Washington), aunque en ese entonces no se le llamaba así, se creo un comité de no médicos (legos) para decidir que pacientes tenían preferencia para beneficiarse de la entonces reciente máquina de hemodiálisis. ¿Por qué un avance médico debería crear una nueva discriminación médica? ¿Quién y cómo elegía a los candidatos? Estas fueron algunas de las preguntas que rondaban en aquella situación, fue entonces necesario, establecer debates y no precisamente cuestionar a los médicos, sino que era necesario tratar esto con aquella representación de la comunidad. Aunque ya se había tratado el tema por vez primera, sobre la experimentación en humanos, fue hasta los años 60’s cuando se tomó realmente conciencia y Estados Unidos  creó la “Comisión nacional para la protección de los sujetos humanos en el campo de las ciencias biomédicas y del comportamiento”, basados en los principios de autonomía, beneficencia y justicia*. En 1968 se empieza a debatir sobre el “derecho a la propia  muerte”, dadas las circunstancias en las que algunas personas enfermas “sobrellevaban su vida”. En 1972 se promulga en Estados Unidos la Carta de los Derechos de los Enfermos.
He de hacer mención sobre esto: los más importantes de los biotecistas eran teólogos o creyentes pero enseguida los análisis dejaron de lado la religión y se centraron en una bioética laica que pudiera ser operativa en un mundo pluralista. ¡En hora buena!
Cabe constatar que lo anterior mencionado, me pareció importante no dejarlo de lado, ya que con esto se puede analizar en qué fecha se empezaron a hacer indagaciones sobre la importancia o, mejor dicho, en que medida los avances tecnológicos en la medicina nos ayudan y dónde queda el hombre como Ser, capaz de tener decisión sobre su propia vida o su propia muerte.
Entonces el objetivo de la bioética era animar al debate y al dialogo interdisciplinar entre la medicina, la filosofía y la ética y supuso una notable renovación de la ética medica tradicional. (Esta es sólo la primera parte)




lunes, 27 de septiembre de 2010

¿Humanismo?

Los días 21 y 22 de septiembre, fui participe de un coloquio que se llevo a cabo en la U.A.A. El tema era “humanismo y ética”. Sin duda este tema me pareció bastante atractivo, sin embargo, hubo intervenciones que se quedaron cortas y todo ¿Por qué?… por nuestro “amigo” el tiempo.
 Se habló de la importancia del humanismo, principalmente en la universidad. Se discute mucho que algunos egresados de la U.A.A. salen como buenos licenciados, pero con un grado de humanismo mínimo. Y es que ¿cómo quieren que exista un progreso en estas áreas (del humanismo y ética) si no impulsan, verdaderamente a los alumnos, a ejercer ese humanismo que es propio de cada individuo? Mucho se alegó que hacer seminarios, cursos, coloquios, no es suficiente para que una persona se haga humanista, que solo con la aplicación se puede llegar a ser humanista. Estamos de acuerdo, pero también considero que este tipo de coloquios impulsan a hacer conciencia, o al menos hacen conciencia en personas maduras, que se supone, el nivel superior esta lleno de personas así. Otro aspecto es que, la aplicación de este tipo de exposiciones, no es realmente efectiva, ya que esta limitada solo al centro de ciencias sociales y humanidades, ¿así como queremos que la universidad sea humanista? Hay temas que sin duda no pueden ser exclusivos de un sólo centro, y considero, este es una de esas cosas.
Nuestros exponentes, sin duda fueron muy buenos, pero quien a mi parecer destacó entre ellos, fue el profesor José Luis Quintar, que a manera de plática (no lectura) nos introdujo a la formación humanista en las ciencias básicas. Importante ¿no? Y es que, ¿Cuántas veces no nos hemos hecho la pregunta de que si el humanismo, la ética, los valores también son llevados a cabo por los biólogos, químicos, físicos, en fin, esas personas tan listas, los científicos? Pues el profesor de manera muy acertada, nos respondió a esa inquietud que es mas que obvia.

 Por supuesto que si. Cualquier hombre al ser hombre, asume respetar y ser respetado, ya que tiene la capacidad de razonar y saber distinguir entre lo bueno y lo malo. ¿Por qué tendrían que ser la excepción las personas que estudian las ciencias básicas? No nos damos cuenta que día a día en la ejecución de su profesión o de su estudio, lidian con ¿Qué es hacer lo correcto? Y ¿Qué voy a provocar al hacer este nuevo experimento? ¿Es justo que yo mate a este animal para poder experimentar con él? ¿Es beneficio o sólo estoy saciando mis ansias de matar?

Justamente algo muy cierto que dijo el profesor sobre esta cuestión de matar animales, es que no podemos comparar el valor de la vida de un animal a la de un hombre, vamos, yo lo interprete así: porque tiene que ser tan importante la decisión de matar a un animal, es un animal, que en este caso se experimentara con el a beneficio del hombre, no es prudente tanto alboroto sobre si son asesinos de animales o no, es algo necesario si queremos seguir progresando, la ciencia es sinónimo de progreso, o ¿no? (mi próxima publicación será de bioética, relacionado con ciencia y ética)

Gracias a esta ponencia, vienen a mi algunas preguntas, de las cuales me agradaría que alguien, algunos, si por mi fuera todos, me dijeran su opinión. Expongo pues, mis preguntas;

  • ¿En algún momento la moral deja de ser para darle paso al error humano?
  •     O sea, ¿Qué tan consiente se es de la imperfección humana al crear parámetros de conducta? ¿Se puede llegar a ser plenamente moral?
  •  ¿Amabilidad = humanismo?
  •  ¿Cómo es la relación del humanismo con la moral?



*Debo de mencionar que estos argumentos son interpretaciones mías, no es lo que exactamente se dijo en el coloquio.
   

jueves, 16 de septiembre de 2010

Justo Medio

Teorías clásicas.
(Seré breve en cuestión del pasado, ya que no pretendo hacer un blog de historia).
Entre muchos otros filósofos que se dedicaron al análisis de cómo el hombre debe de conducirse por la vida, encontramos a Aristóteles.
Ø  La doctrina del justo medio.
Aristóteles siendo uno de los grandes metafísicos se aleja de esta tradición y se enfrenta a los problemas de la ética en forma científica, o bien empíricamente. Este, se puso a examinar la conducta y el habla de la gente común y corriente. Encontró que esta gente consideraba que algunas personas llevaban, lo que ellos llamaban, una forma correcta de vivir y otros llevaban una forma incorrecta. Además de eso, encontró que la felicidad, para esa gente, era de lo que trataba una vida justa. Y de igual forma, aquello que consideraban una forma de vivir mala o incorrecta era característico de la infelicidad.
Entonces Aristóteles a la pregunta de ¿En que consiste el sumo bien en la vida del hombre? Responde: en una vida de felicidad.
Y es aquí donde Aristóteles trata de explicar lo que moralmente es la felicidad. Encontramos uno de sus principales tratados de ética que es “La ética Nicomaquea”, que puede ser considerada como uno de los primeros trabajos sobre lo que hoy se llama “filosofía analítica”. En esta obra Aristóteles trató de analizar el uso de ciertos términos de moral de aplicación en el lenguaje diario, explicándolos de formas mas clara de lo que podía hacerlo el hombre común y corriente, aun cuando éste pudiera usar adecuadamente estos términos en su lenguaje.
En la ética Nicomaquea Aristóteles da una definición de la palabra felicidad: “La felicidad es una actividad del alma en consonancia con la más perfecta de las virtudes”. Un concepto bastante complicado pero que sin duda algunos lo han interpretado como el hecho de que la felicidad no es algo estático sino una actividad. Es algo que acompaña a ciertas actividades nuestras en vez de ser la meta de estas actividades.
¿Cómo debe conducirse el hombre para alcanzar la felicidad? La respuesta de Aristóteles la encontramos en la fórmula del justo medio. Supongamos que doscientos gramos de alimento al día no bastan y que quinientos gramos resultan demasiado. No hay que pensar que la cantidad promedio entre estas dos, es decir, trescientos cincuenta gramos, sea la adecuada. Aristóteles les dice que puede ser y puede no ser. Lo que cabe decir es que se trata de una cantidad que oscila entre doscientos y quinientos gramos; esto es lo que quiere dar a entender por el “justo medio”. Debemos ingerir una cantidad mayor de doscientos gramos y menor de quinientos, pero la cantidad exacta sólo la podremos determinar después de comer poco a poco y de ver cómo nos vamos sintiendo.
Hay diversas formas correctas de vivir según sea cada hombre. Lo que es bueno para uno puede no serlo para el otro.
La forma adecuada de conducirse un hombre en la vida es estar dentro del “justo medio”. Para alcanzar la felicidad el hombre debe conducirse con moderación buscando el justo medio entre dos extremos. El justo medio varia de hombre a hombre; algunos hombres son mas valientes que otros y algunos menos; cada quien debe buscar o tener lo justo y adecuado a su persona.
Encontramos una diferencia clara con Platón, por ejemplo, ya que el sostenía que la bondad era una característica absoluta. Un hombre es bueno o no lo es, sólo hay una manera de actuar. Aristóteles por el contrario, sostiene que para que el hombre logre su felicidad tiene que encaminar su vida por el justo medio.  Desde luego hay muchas maneras de hacerlo y por lo tanto, también, muchas maneras de ser feliz.
En este sentido Aristóteles es mucho menos estrecho que Platón, particularmente se puede ver en la doctrina del placer, del primero, donde rechaza la teoría de que el placer es malo en si.
¿Qué decir de esta gran diferencia, entre Platón y Aristóteles? ¿Será acaso el momento de apegarnos a la coyuntura de cada uno de ellos, para poder justificar la manera tan diferente de pensar?

¿Qué es la ética?

¿En realidad conocemos la definición de ética?

Considero que para poder ejercer nuestra ética debemos, por fuerza, conocer el término y sus ramas. Más que un concepto "técnico" en lo personal me gustaría darle la definición de aquello que nosotros consideramos que es la ética, probablemente ahí es donde se sitúe el conflicto.

Para mí, la ética es un conjunto de normas de comportamiento establecidas, tanto para el bien común de un individuo y su entorno, como el de una nación completa.

¿Qué pasa cuando nos plantean este tipo de conceptos?

Para ser sincera, yo llegue a sentir este concepto ajeno a mi, verdaderamente no le daba la importancia debida. Ahora heme aquí, rescatando este tipo de principios que no deben ser pasados por alto y mucho menos violados.

La ignorancia hacia este tema provoca un sinfín de problemas, de los que increíblemente a diario nos quejamos.

¿De que tipo de normas hablamos, al referirnos a ética? Sabemos que de comportamiento ¿Pero que quiere decir esto?

Sin duda es la ejecución de nuestros valores. Diremos, tal vez, "ah! Eso" "¿por eso tanto alboroto?", pues si. La amnesia que de vez en siempre nos da, nos hace vivir bajo las "garras" de los problemas con nuestros compañeros de vida. Es increíble la crisis en la que nos encontramos, todo por la perdida de valores.

¿Por qué nos predispone el hecho de escuchar la palabra "normas"? Es decir, ¿Qué tenemos contra la disciplina en todo sentido? ¿Qué persona se resiste a vivir mejor? Digo, porque sin duda la ética, es lo que pretende.

Iré dándole sentido a esta información. Retomare algunas teorías, clásicas y modernas.